LECCIÓN 162
Soy tal como Dios me creó.
1. Sólo con que mantuvieses este pensamiento fijo
en la mente, el mundo se salvaría. 2Lo repetiremos de vez en cuando,
según vayamos alcanzando nuevos niveles en nuestro aprendizaje. 3Y a
medida que avances tendrá cada vez más significado para ti. 4Estas
palabras son sagradas, pues son las palabras que Dios dio como respuesta al
mundo que tú construiste. 5Con ellas éste desaparece, y todo lo que
se ve en sus brumosas nubes y vanas ilusiones se desvanece cuando se pronuncian
estas palabras, 6pues proceden de Dios.
2. He aquí la Palabra mediante la cual el Hijo se
convirtió en la felicidad de Su Padre, en Su Amor y en Su compleción. 2He
aquí donde se proclama la creación y donde se honra tal como es. 3No
hay sueño que no se disipe con estas palabras; no hay pensamiento de pecado o
ilusión en dicho sueño que no se desvanezca ante su poder. 4Estas
palabras son la trompeta del despertar que resuena por todo el mundo. 5Los
muertos despiertan en respuesta a su llamada. 6Y los que viven y oyen este sonido jamás verán
la muerte.
3. Santo es en verdad aquel que hace suyas estas
palabras; que se levanta con ellas en su mente, las recuerda a lo largo del
día, y por la noche se las lleva consigo al irse a dormir. 2Sus
sueños son felices y su descanso está asegurado, su seguridad es indudable y su
cuerpo goza de perfecta salud porque duerme y despierta con la verdad ante sí
en todo momento. 3Salvará al mundo porque le da a éste lo que él
mismo recibe cada vez que practica las palabras de la verdad.
4.
Nuestra práctica de hoy es muy simple. 2Pues
las palabras que utilizamos son poderosas y no necesitan pensamientos adicionales
para poder producir un cambio en la mente de aquel que las utiliza. 3Este
cambio es tan absoluto, que ahora dicha mente se convierte en la tesorería en
la que Dios deposita todos Sus dones y todo Su Amor, para que sean distribuidos
por todo el mundo, se multipliquen al darse y se conserven intactos porque su
compartir es ilimitado. 4Y así aprendes a pensar con Dios. 5La
visión de Cristo ha restaurado tu vista al haber rescatado tu mente.
5.
Hoy te honramos a ti. 2Tienes derecho a
la perfecta santidad que ahora
aceptas. 3Con esta aceptación todo el mundo se salva, pues, ¿quién
seguiría abrigando el pecado cuando una santidad como ésta ha bendecido al
mundo? 4¿Quién podría desesperarse cuando la perfecta dicha es
suya y está al alcance de todos como remedio para el pesar y la miseria, para
toda sensación de pérdida y para escapar totalmente del pecado y la
culpabilidad?
6. Y ¿quién no
sería ahora un hermano para ti, al ser tú su salvador y redentor? 2¿Quién
no te abriría su corazón amorosamente, ansioso de unirse a uno que es tan santo
como él? 3Tú eres tal como Dios te creó. 4Estas
palabras disipan la noche, y ya no hay más oscuridad. 5La luz ha
venido hoy a bendecir el mundo. 6Pues tú has reconocido al Hijo de
Dios, y en ese reconocimiento radica el del mundo.
--------------------------------Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
LECCIÓN 162
“Soy tal como Dios me creó”
Instrucciones para la práctica
Propósito: Aceptar
la perfecta santidad que es tu derecho, reconocer al Hijo de Dios en ti. Y así
llevar esta aceptación y reconocimiento a todos.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Por lo menos cinco minutos; lo ideal es treinta minutos o más.
Mi
sugerencia: Pasa este tiempo en profunda meditación. Deja que el poder de estas
palabras sagradas (“Soy tal como Dios me creó”) te lleve al lugar de tu
mente donde sientes el Ser que Dios
creó como tú. Puedes empezar esta meditación repasando las diferentes imágenes
que tienes de ti mismo, afirmando cada una como “Me veo a mí mismo como…” y
abandonando cada una al afirmar: “Pero soy tal como Dios me creó”.
Recordatorios cada hora: Uno o dos minutos, a la hora en punto, (menos si las circunstancias no
lo permiten).
Concéntrate en la idea y deja que lleve tu
mente a la quietud. Luego dale gracias a tu Padre por Sus regalos en la hora
que ha terminado. Y pídele Su dirección para esta hora que comienza.
Observaciones generales: Recomiendo tomar una decisión consciente de empapar tu mente en estas
palabras hoy. Empieza el día con ellas, termina el día con ellas, e intenta
mantenerlas contigo todo el tiempo entre medias. Si lo haces así, sentirás su
poder de elevar tu estado. Pueden transformar tu mente en el almacén de tesoros
en el que se guardan todos los regalos de Dios, listos para que tú los repartas
al mundo. La lección de hoy da por sentado que tu comprensión de esta idea se
ha metido muy adentro, pues mientras que en las anteriores apariciones de esta
idea (Lecciones 94 y 110) se te dieron frases añadidas a repetir, esta lección
dice que no se necesitan pensamientos adicionales para entender su significado
(4:2).
Comentario
Por
tercera vez encontramos como el pensamiento principal de una lección lo que es
el pensamiento más repetido en el Curso. (Las primeras dos lecciones fueron la
94 y la 110, la idea ya apareció también en la 93). La frase “como Dios me
creó” aparece 105 veces en el Curso. La veremos como el centro de atención de
nuestro repaso en el Libro de Ejercicios en otras veinte lecciones: 201-220.
¿Por
qué es tan importante y se repite tan a menudo esta idea? “Sólo con que
mantuvieses este pensamiento fijo en la mente, el mundo se salvaría” (1:1). En
el Texto, todo nuestro viaje espiritual se describe como esta idea: “No haces
sino emerger de una ilusión de lo que eres a la aceptación de ti mismo tal como
Dios te creó” (T.24.II.14:5). Si estas afirmaciones son verdad, es motivo
suficiente para aprender esta idea de memoria y repetirla una y otra vez hasta
que se convierta en parte de nuestro sistema de pensamiento. Podemos decir que
todo el Curso no tiene otro objetivo, ni más ni menos, que llevarnos al punto
en el que mantenemos firmemente este pensamiento en nuestra mente.
En el
párrafo 4 se describe nuestra práctica del día de una manera muy sencilla. Todo
lo que necesitamos son las palabras de la idea principal: “no necesitan
pensamientos adicionales para poder producir un cambio en la mente de aquel
que las utiliza” (4:2). El cambio de mente que el Curso pretende es
sencillamente la aceptación de nosotros mismos tal como Dios nos creó. Al poner
toda nuestra atención en este pensamiento, meditarlo, repetirlo, y darle
vueltas en nuestra mente, aceleramos este cambio de mente. “Y así aprendes a
pensar con Dios. La visión de Cristo ha restaurado tu vista al haber rescatado
tu mente” (4:4-5).
En la
Lección 93, había unas palabras añadidas, que a mí me ayudaron a aclarar su
significado:
La salvación requiere que aceptes un solo pensamiento: que eres tal
como Dios te creó, y no lo que has hecho de ti mismo. Sea cual sea el mal que
creas haber hecho, eres tal como Dios te creó. Sean cuales sean los errores que
hayas cometido, la verdad con respecto a ti permanece inalterada. La creación
es eterna e inalterable. (L.93.7:1-4)
No
somos lo que hemos imaginado de nosotros mismos. Nuestros errores no han
cambiado la verdad acerca de nosotros. Eso es lo que significa aceptar esta
idea: el reconocimiento de que nada que hayamos hecho ha podido alterar nuestra
relación con Dios en lo más mínimo, ni cambiar nuestra naturaleza, que Dios nos
dio en nuestra creación. Nuestros actos más vergonzosos, los pensamientos que
nunca mostraríamos al mundo, no han cambiado la creación de Dios en lo más
mínimo. No hay razón para la culpa, no hay motivo para alejarnos de Dios con
miedo, nuestros imaginados “pecados” no han tenido ningún efecto. Todavía
estamos a salvo, y completos, y sanos, y nada nos falta.
¿Cómo
tenemos que usar estos pensamientos? “Santo es en verdad aquel que hace suyas
estas palabras; que se levanta con ellas en su mente, las recuerda a lo largo
del día, y por la noche se las lleva consigo al irse a dormir” (3:1). Me
recuerda a las palabras escritas acerca de Dios en el Antiguo Testamento: “Se
las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si
vas de viaje, así como acostado o levantado” (Deuteronomio 6:7). En otras
palabras, haz de ellas parte de toda tu vida, especialmente al levantarte por
la mañana y cuando te vas a dormir.
Reconocer
que “Soy tal como Dios me creó” es
reconocer al Hijo de Dios. Es estar libre de culpa. Es conocer la inocencia de
cada cosa viviente. Es reconocer a Dios como el Creador perfecto. Es liberar el
pasado. Es perdonar al mundo. Todo lo que necesitamos está en estas palabras: “Soy tal como Dios me
creó”.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-162-audios-mp3_rf_3929828_1.html
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