LECCIÓN 190
Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.
1. El
dolor es una perspectiva errónea. 2Cuando se experimenta en cualquier
forma que sea, es señal de que nos hemos engañado a nosotros mismos. 3El
dolor no es un hecho en absoluto. 4Sea cual sea la forma que adopte,
desaparece una vez que se percibe correctamente. 5Pues el dolor
proclama que Dios es cruel. 6¿Cómo podría entonces ser real en
cualquiera de las formas que adopta? 7El dolor da testimonio del
odio que Dios el Padre le tiene a Su Hijo, de la pecaminosidad que ve en él y
de Su demente deseo de venganza y de muerte.
2. ¿Es
posible acaso dar fe de semejantes proyecciones? 2¿Qué podrían ser
sino falsedades? 3El dolor no es sino un testigo de los errores del
Hijo con respecto a lo que él cree ser. 4Es un sueño de una
encarnizada represalia por un crimen que no pudo haberse cometido; por un
ataque contra lo que es completamente inexpugnable. 5Es una
pesadilla en la que hemos sido abandonados por el Amor Eterno, el cual jamás
habría podido abandonar al Hijo que creó como fruto de Su Amor.
3. El
dolor es señal de que las ilusiones reinan en lugar de la verdad. 2Demuestra
que Dios ha sido negado, confundido con el miedo, percibido como demente y
considerado como un traidor a Sí Mismo. 3Si Dios es real, el dolor
no existe. 4Mas si el dolor es real, entonces es Dios Quien no
existe. 5Pues la venganza no forma parte del amor. 6Y el
miedo, negando el amor y valiéndose del dolor para probar que Dios está muerto,
ha demostrado que la muerte ha triunfado sobre la vida. 7El cuerpo
es el Hijo de Dios, corruptible en la muerte y tan mortal como el Padre al que
ha asesinado.
4. ¡Que la
paz ponga fin a semejantes necedades! 2Ha llegado el momento de
reírse de ideas tan absurdas. 3No es necesario pensar en ellas como
si fuesen crímenes atroces o pecados secretos de graves consecuencias. 4¿Quién
sino un loco podría pensar que son la causa de algo? 5Su testigo, el
dolor, es tan demente como ellas, y no se debe tener más miedo de él que de las
dementes ilusiones a las que ampara, y que trata de demostrar que no pueden
sino seguir siendo verdad.
5. Son
únicamente tus pensamientos los que te causan dolor. 2Nada externo a
tu mente puede herirte o hacerte daño en modo alguno. 3No hay causa
más allá de ti mismo que pueda abatirse sobre ti y oprimirte. 4Nadie,
excepto tú mismo, puede afectarte. 5No hay nada en el mundo capaz de
hacerte enfermar, de entristecerte o de debilitarte. 6Eres tú el
que tiene el poder de dominar todas las cosas que ves reconociendo simplemente
lo que eres. 7Conforme percibas su inocuidad, ellas aceptarán como
suya tu santa voluntad. 8Y lo que antes inspiraba miedo se convierte
ahora en una fuente de inocencia y santidad.
6. Santo
hermano mío, piensa en esto por un momento: el mundo que ves no hace nada. 2No
tiene efectos. 3No es otra cosa que la representación de tus
pensamientos. 4Y será
completamente distinto cuando elijas cambiar de parecer y decidas que lo que
realmente deseas es el júbilo de Dios. 5Tu Ser se alza radiante en este santo júbilo,
inalterado e inalterable por siempre jamás. 6¿Le negarías a un
pequeño rincón de tu mente su propia herencia y lo conservarías como hospital
para el dolor, como un lugar enfermizo a donde toda cosa viviente tiene que
venir finalmente a morir?
7. Tal vez
parezca que el mundo te causa dolor. 2Sin embargo, al no tener
causa, no tiene el poder de ser la causa de nada. 3Al ser un efecto,
no puede producir efectos. 4Al ser una ilusión, es lo que tú deseas
que sea. 5Tus vanos deseos constituyen sus pesares. 6Tus
extraños anhelos dan lugar a sus sueños de maldad. 7Tus pensamientos
de muerte lo envuelven con miedo, mientras que en tu benévolo perdón halla
vida.
8.
El dolor es la forma en que se manifiesta el
pensamiento del mal, causando estragos en tu mente santa. 2El dolor
es el rescate que gustosamente has pagado para no ser libre. 3En el
dolor se le niega a Dios el Hijo que Él ama. 4En el dolor el miedo
parece triunfar sobre el amor, y el tiempo reemplazar a la eternidad y al
Cielo. 5Y el mundo se convierte en un lugar amargo y cruel, donde
reina el pesar y donde los pequeños gozos sucumben ante la embestida del dolor
salvaje que aguarda para trocar toda alegría en sufrimiento.
9. Rinde
tus armas, y ven sin defensas al sereno lugar donde por fin la paz del Cielo
envuelve todas las cosas en la quietud. 2Abandona todo pensamiento
de miedo y de peligro. 3No permitas que el ataque entre contigo. 4Depón
la cruel espada del juicio que apuntas contra tu propio cuello, y deja a un
lado las devastadoras acometidas con las que procuras ocultar tu santidad.
10. Así entenderás que el dolor no
existe. 2Así el júbilo de Dios se vuelve tuyo. 3Éste es
el día en que te es dado comprender plenamente la lección que encierra dentro
de sí todo el poder de la salvación: el dolor es una ilusión; el júbilo es
real. 4El
dolor es dormir; el júbilo,
despertar. 5El dolor
es un engaño; y sólo el júbilo es verdad.
11. Por lo
tanto, volvemos nuevamente a optar por la
única alternativa que jamás se puede elegir,
ya que sólo elegimos entre las ilusiones y la verdad, entre el dolor y el júbilo, entre el Cielo y el infierno. 2Que
la gratitud hacia nuestro Maestro invada nuestros corazones, pues somos libres
de elegir nuestro júbilo en vez de dolor, nuestra santidad en vez de pecado, la
paz de Dios en vez de conflicto y la luz del Cielo en lugar de las tinieblas
del mundo.
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
LECCIÓN 190
“Elijo el
júbilo de Dios en lugar del dolor”
Resumen de la práctica
Instrucciones generales: Tiempo de quietud por la mañana/ noche, recordatorios cada hora, Respuesta a la tentación. Ver la Lección
153.
Propósito: Abandonar
la idea de que el mundo te causa dolor, y sentir la alegría que está más allá
del mundo. Esto intensificará tu motivación y fortalecerá tu compromiso.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Por lo menos cinco minutos; lo ideal es treinta minutos o más.
Abandonar
todos los pensamientos de ataque, de juicio, de peligro y miedo, y sumergirte
en el lugar tranquilo y silencioso de la paz del Cielo. Aquí entenderás que lo
que te pertenece es el gozo de Dios, en lugar del dolor.
Recordatorios cada hora: Uno o dos minutos, a la hora en punto, (menos si las circunstancias no
lo permiten).
Respuesta a la tentación: (Sugerencia) Cada vez que te sientas tentado a pensar que el mundo es
la causa de tu sufrimiento, o que creas en alguna forma de peligro y de ataque,
elige el gozo de Dios en lugar del dolor.
Comentario
Ésta es
una lección que se resiste. Nos enfrenta a otro de esos obstáculos de los que
hemos estado hablando: la aparente realidad del dolor. Como muy claramente
afirma la lección, el dolor parece ser la prueba de “una pesadilla en la que
hemos sido abandonados por el Amor Eterno” (2:5). “El dolor da testimonio del
odio que Dios el Padre le tiene a Su Hijo… ” (1:7).
Todo el
que ha padecido un dolor serio sabe de lo que esto está hablando. Todo el que
ha tenido a un ser querido que ha soportado un dolor constante y profundo,
conoce la pregunta que surge en la mente: ¿Cómo puede permitir Dios que suceda
esto, si Él es Amor?” Incluso las formas más leves de dolor cuentan la misma
historia, hacen la misma pregunta.
No voy
a aparentar que yo he logrado eliminar por completo este obstáculo de mi mente.
Me resulta difícil escribir sobre esta lección porque reconozco que una parte
muy presente de mí todavía ve el dolor como real, en lugar de cómo una ilusión.
Sin embargo, sí creo que lo que la lección es verdad. Elijo creerlo, y quiero
creerlo. Así que no me veo en conflicto respecto a este tema. Estoy
aprendiendo, cada vez más, a mirar a mis miedos a la cara, y reconocer que
todavía creo en gran parte que el dolor es real. Y si esta lección es verdad,
esto debe significar que parte de mí cree que Dios no existe (3:3-4), que lo
imposible ha sucedido, y que el Amor eterno me ha abandonado. Si he leído el
Texto con lucidez, esto no es nada nuevo para mí.
Entonces,
¿qué? ¿Necesito revolcarme en la culpa porque mi mente no ha cambiado
completamente? Por supuesto que no.
Ha llegado el momento de reírse de ideas tan absurdas. No es necesario
pensar en ellas como si fuesen crímenes atroces o pecados secretos de graves
consecuencias”. (4:2-3)
Si el
modo de recordar el Amor de Dios es mirar sin juzgar ni condenar mi negación de
Dios, entonces estas “ideas absurdas” en mi mente es una parte necesaria del
proceso, y una señal de progreso, no un retroceso. Y la cura no es la culpa,
sino ¡la risa!
Básicamente,
tenemos dos elecciones respecto al dolor. O bien está causado por algo de fuera
de nosotros, lo que a la larga significa que somos inocentes sufriendo a manos
de un Dios enfadado (o que Dios no existe y estamos sometidos a un destino
ciego), o que el dolor me lo causo yo mismo con mis propios pensamientos. Si lo
primero es verdad, no tengo esperanza de escapatoria. Si lo último es verdad, puedo escaparme cambiando mis
pensamientos. ¡Prefiero creer esto último! Aunque esté equivocado, ¿qué puedo
perder?
La
postura del Curso es clarísima:
Son únicamente tus pensamientos los que te causan dolor. Nada externo
a tu mente puede herirte o hacerte daño en modo alguno… Nadie, excepto tú
mismo, puede afectarte. (5:1-2,4)
Se
necesita práctica para aprender a utilizar estos pensamientos sin culpa. Somos
responsables, pero no culpables; el Curso es también muy claro acerca de esto.
También se necesita práctica, quizá más todavía, cuando te relacionas con
alguien que está en dolor. ¡Que Dios nos perdone si utilizamos este
razonamiento para hacer que alguien se sienta culpable por su sufrimiento! El
Curso es también muy claro en que si todavía no podemos aceptar esto
completamente, si nuestro nivel de miedo es todavía demasiado grande para confiar
únicamente en la mente para aliviar el dolor, se necesita un enfoque que lo
apacigüe. Intentar abandonar la medicación, por ejemplo, cuando ello hace que
aumente nuestro miedo, es contraproducente (ver T.2.IV.3-5 y T.2.V.2). Sanar es
liberarse del miedo, lo que aumenta el miedo no puede ser sanación.
Que
aprenda a aplicar cada vez más esta lección en modos que mi nivel de miedo
pueda tolerar. Que me dé cuenta, por ejemplo, de que la persona que me corta el
tráfico no me ha herido, sólo mis pensamientos sobre ello pueden hacerme daño.
Que me dé cuenta de que la persona que parece rechazar mi amor no me ha causado
ningún daño, únicamente mis pensamientos sobre ello pueden hacerme daño. Que
practique con el dolor físico lo mejor que pueda; si tengo dolor de cabeza,
malestar de estómago o resfriado, que me dé cuenta de que mis pensamientos son
la causa, no algo que esté fuera de mi mente. Que me dé cuenta de que si tomo
medicación, estoy tapando los síntomas, no curando el problema, y que le dé
igual atención a la sanación de mi mente. Si siento un dolor más agudo o
crónico, que niegue lo que parece demostrar (la ira o la no existencia de
Dios), que me ría de la idea de que Dios está enfadado, y que me dé cuenta de
que mi mente sólo me está mostrando que mi mente está equivocada con respecto a
lo que yo creo ser (2:3). Que no me concentre en hacer que el dolor desaparezca
sino en sanar el pensamiento que lo produce. Usar la “magia” (medios físicos)
para aliviar el dolor mientras me dedico a controlar mi mente es lo sensato, y
libera a mi mente para hacer lo que necesita hacer.
Y que
busque a menudo el instante santo, para venir “sin defensas al sereno lugar
donde por fin la paz del Cielo envuelve todas las cosas en la quietud” (9:1).
Que sienta el Amor de Dios dentro de mí, y deje a un lado la cruel espada del
juicio que apunto contra mi propio cuello (9:4), aunque sólo sea por un
momento. Puedo decir que yo lo he experimentado, que he visto desaparecer el
dolor durante el instante santo tanto en mí mismo como en un amigo que padecía
dolor crónico. Estos instantes santos pueden prepararnos para experimentar una
más profunda y duradera liberación de todo dolor, y liberar la alegría que ha
estado acallada por nuestro dolor.
El dolor es una ilusión; el júbilo es real. El dolor es dormir; el
júbilo, despertar. El dolor es un engaño; y sólo el júbilo es verdad. (10:3-6)
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-190-audios-mp3_rf_3996762_1.html
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