LECCIÓN 261
Dios es mi refugio y seguridad.
1. Me identificaré con lo que creo es mi refugio y mi
seguridad. 2Me veré a mí mismo allí donde percibo mi fuerza y
pensaré que vivo dentro de la ciudadela en la que estoy a salvo y en la que no
puedo ser atacado. 3No dejes que hoy busque seguridad en el peligro
ni que trate de hallar mi paz en ataques asesinos. 4Vivo en Dios. 5En
Él encuentro mi refugio y mi fortaleza. 6En Él radica mi Identidad. 7En
Él reside la paz eterna. 8Y sólo allí recordaré Quién soy realmente.
2. No dejes que vaya en pos de ídolos, 2Padre
mío, pues lo que deseo es estar Contigo en casa. 3Elijo ser tal como
Tú me creaste y encontrar al Hijo que
Tú creaste como mi. Ser.
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 261
- 18 SETIEMBRE
“Dios es mi
refugio y seguridad”
Instrucciones para la práctica
Ver las
instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del
Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.
Comentario
Si has
leído la página anterior del Libro de Ejercicios acerca de ¿Qué es el Cuerpo?,
te habrás dado cuenta de que el último párrafo de la sección dice: “Te
identificarás con lo que pienses que te ha de dar seguridad” (L.pII.5.5:1).
Este pensamiento vuelve a aparecer al comienzo de esta lección: “Me
identificaré con lo que creo es mi refugio y mi seguridad” (1:1). Por ejemplo,
si tenemos un hogar en el que nos sentimos a salvo y seguros, nos
identificaremos con ese hogar. Lo que nos hace sentirnos a salvo se convierte
en parte de nuestra identidad. Si la relación es lo bastante fuerte, se volverá realmente nuestra identidad
en nuestra mente. Empezamos a ver nuestra “ciudadela” (1:2) de seguridad como
una parte fundamental de nosotros mismos. “Me veré a mí mismo allí donde
percibo mi fuerza” (1:2).
Esto es
lo que hemos hecho con nuestro cuerpo. Equivocadamente vemos nuestro cuerpo
como lo que nos mantiene a salvo (“a salvo del amor”, realmente, ver
L.pII.5.1:1-3). El cuerpo se convierte en lo que protegemos de Dios, o del
conflicto dentro de nuestra mente entre el amor y el miedo: tú “…llegas a la conclusión de que tú
eres tu cuerpo, en un intento de escapar del conflicto que tú mismo habías
provocado” (T.3.IV.6:3). Al ver el cuerpo como lo que me mantiene a salvo, me
identifico con él y percibo a mi “ser” como existiendo dentro de él. También
percibo a mi identidad como ego individual de la misma manera. Me protege de
“perderme a mi mismo” en la unidad que alienta el amor. Por ello, apoyo mi
sensación de “peligro” e incluso me meto en “ataques asesinos” (1:3) porque
estas cosas parecen proteger mi individualidad de los avances de otros “seres”.
La misma dinámica se refleja en el mundo, en personas e incluso naciones que
atacan a otros violentamente, justificando que sólo están buscando proteger su
propia paz. Está a la vista que esta postura se contradice a sí misma. ¿Cómo puedo “buscar seguridad en el peligro” o “tratar de hallar mi
paz en ataques asesinos”? (1:3)
Nuestra
verdadera seguridad está en Dios. “Vivo en Dios” y no en mi cuerpo ni en mi ego
(1:4).
En Él encuentro mi refugio y mi fortaleza. En Él radica mi Identidad.
(1:5-6)
Para
saber que esto es verdad, tenemos que abandonar los pensamientos que nos
identifican con nuestro cuerpo y con nuestro ego, y tenemos que empezar a
renunciar al ataque como un modo de vida y de protección. El ataque no protege
al Ser, protege al ego: el falso ser. El ataque protege al miedo, al caos y al
conflicto. Por lo tanto, el único modo de encontrar de verdad la paz y de
encontrar “Quien soy realmente” es poner fin a nuestra protección del falso
ser, y recordar que nuestra verdadera paz eterna se encuentra únicamente en
Dios (1:7-8).
¿Qué es el cuerpo? (Parte
1)
L.pII.5.1:1-3
¿Qué es
el cuerpo? ¿Quién, fuera del Curso, habría contestado como lo hace este
párrafo? “El cuerpo es una cerca que el Hijo de Dios se imagina haber erigido
para separar partes de su Ser de otras partes” (1:1). El cuerpo es una cerca.
¡Qué idea más extraña es ésta! (Es una idea que se amplia en “El Pequeño
Jardín” (T.18.VIII)). Su propósito (la razón por la que el ego lo hizo) es
mantener algo afuera, separar partes de mi Ser de otras partes. El cuerpo es un
instrumento de división y separación, por eso lo hicimos. Es un instrumento
diseñado para protegernos de la totalidad. Mi cuerpo me separa y me diferencia de
los otros “seres” que caminan sobre este mundo dentro de otros cuerpos.
Pensamos
que vivimos “dentro de esta cerca”, es decir, en el cuerpo. ¿Hay alguien que
pueda negar que es así como se plantea la vida, la suposición fundamental
detrás de cada una de sus acciones? Pensamos que vivimos en el cuerpo, y
pensamos que cuando el cuerpo se deteriora y se desmorona, morimos (1:2). La
muerte del cuerpo produce mucho miedo. Cuando nuestro amigo cuadraplégico,
Allan Greene, todavía era nuestro vecino, con sólo una pierna y brazos
atrofiados, con los dedos de la mano negros, consumidos y sin vida, a la
mayoría de las personas les resultaba profundamente inquietante encontrarse con
él (aunque de algún modo, en su presencia, muchos de nosotros superamos ese
malestar debido a su consciencia de no ser aquel cuerpo). ¿Por qué generalmente
sentimos ese malestar ante personas desfiguradas, mutiladas, o moribundas? Una
razón es que saca nuestros propios y enterrados miedos al deterioro de nuestro
propio cuerpo, y detrás de todo eso, el miedo a la muerte misma.
El
Curso nos lleva a una nueva consciencia de un Ser que no vive en un cuerpo, un
Ser que no muere cuando el cuerpo se deteriora y desmorona. Nos lleva a
separarnos de nuestra identificación con este ser limitado y corporal, y a
reforzar nuestra sensación de identidad con el Ser que no tiene cuerpo.
¿Por
qué nuestro ego ha hecho el cuerpo como una cerca? ¿Qué mantiene la cerca
fuera? Sorprendentemente, lo que mantiene afuera es al amor. “Pues cree estar a salvo del amor dentro de ella” (1:3). ¿Por
qué queremos mantener al amor fuera? ¿Por qué creímos necesitar algo para
mantenernos “a salvo” del amor? El Amor deja entrar a todas las partes de
nuestro Ser que estamos intentando mantener fuera. El Amor destruye nuestra
ilusión de separación. El Amor entiende que no somos esta cosa limitada que
creemos ser, y que nuestros hermanos son parte de nosotros, se extiende
continuamente, dando y recibiendo, como una fuerza magnética que atrae y junta
de nuevo todas las partes separadas del Ser.
¿Has
sentido alguna vez, en un momento de intenso amor por otra persona, una oleada
de miedo? ¿Has sentido alguna vez como si estuvieses a punto de perderte a ti
mismo si te entregabas a este amor? Ese sentimiento te da una pista del lamentable
miedo que el ego le tiene al amor. El ego quiere que busques el amor (porque
sabes que lo necesitas y lo quieres) para tenerte contento (y atrapado), pero
quiere que no lo encuentres nunca. El Amor representa la pérdida de la
identidad del ego. Para el ego, eso es la muerte. Y por eso se inventa el
cuerpo para mantener al amor fuera, como un medio de conservar nuestra
sensación de separación.
parte 1
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-261a-audios-mp3_rf_8398224_1.html
parte 2
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-261b-audios-mp3_rf_8399549_1.html
VIDEO Mich Gaymard:
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