LECCIÓN 282
Hoy no tendré miedo del amor.
1. Sólo conque pudiese comprender esto hoy, el mundo entero se salvaría. 2Pues
es la decisión de abandonar la locura y de aceptarme tal como Dios Mismo, mi
Padre y mi Fuente, me creó. 3Es la resolución de no seguir dormido
en sueños de muerte, mientras la verdad sigue viviendo eternamente en el júbilo
del amor. 4Y es asimismo la resolución de reconocer al Ser que Dios creó como el Hijo que
Él ama, el Cual sigue siendo mi única Identidad.
2. Padre, Tu Nombre, al igual
que el mío, es Amor. 2Ésa es la verdad. 3¿Y es posible
acaso cambiar la verdad dándole simplemente otro nombre? 4El nombre del
miedo es simplemente. un error. 5Que hoy tenga miedo de la verdad.
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 282
- 9 OCTUBRE
“Hoy no
tendré miedo del amor”
Instrucciones para la práctica
Ver las
instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del
Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.
Comentario
Ésta es
otra de las docenas de afirmaciones que el Curso dice que si se aceptase sin
dudas, puede ser la salvación completa. “Sólo con que pudiese comprender esto
hoy, el mundo entero se salvaría” (1:1). Algunas de las otras que entran en
esta categoría son: “Soy tal como Dios me creó” (L.94.1), “Las ideas no
abandonan su fuente” (L.167.3:6-11), “El mundo no existe” (L.132.6.2-3), “Nada
real puede ser amenazado. Nada irreal existe” (T.In.2), “Perdona al mundo y
comprenderás que nada que Dios creó puede tener fin, y que nada que Él no haya
creado es real” (M.20.5:7-10).
¿Me doy
cuenta a menudo de que tengo miedo del amor? Tenemos miedo del amor con más
frecuencia de lo que nos damos cuenta. Ken Wapnick ha usado una variación de
este pensamiento que sugiere como respuesta mental para cuando nos damos cuenta
de que nuestro ego está fastidiando otra vez: “Debo estar teniendo miedo del
amor otra vez”. Hay una sensación en la que podríamos decir que el ego es el miedo al amor. Es una postura
mental que rechaza al Amor como nuestra Fuente, y que se niega a reconocer el
Amor en todos los que nos rodean. Cuando lo miramos así, empieza a ser más
comprensible que si pudiéramos darnos cuenta de esto -no tener miedo del amor-
se lograría la salvación del mundo.
El
miedo al amor es locura. De todas las cosas que podríamos tener un miedo
razonable, el amor no es una de ellas. Un antiguo evangelista cristiano,
Charles Grandison Finney (famoso hacia 1800) escribió una vez que “El amor es
la eterna voluntad de toda bondad”. Tener miedo de eso que eternamente quiere
sólo nuestro bien es verdaderamente locura. Por eso, aceptar la idea de hoy “es
la decisión de abandonar la locura” (1:2).
Tener
miedo del Amor es tener miedo de nuestro propio Ser, que es Amor. Por lo tanto,
aceptar la idea de hoy es “aceptarme tal como Dios Mismo, mi Padre y mi
Fuente, me creó” (1:2). Ciertamente tenemos miedo de reconocer que somos Amor,
a nuestro ego le parece algo muy peligroso.
Tener
miedo del amor es quedarse dormido y tener sueños de muerte, porque al rechazar
el amor estamos rechazando lo que nos protege, nos guarda y nos da alegría. Al
tener miedo del amor nos imaginamos a nosotros mismos como no amorosos, es
decir, malvados y pecadores. Ante esa imagen de nosotros mismos nos imaginamos
que merecemos la muerte. Para olvidar lo que somos y creer que somos otra cosa,
la mente tiene que quedarse dormida.
Por lo tanto, aceptar la idea de hoy es “la resolución de no seguir dormido en
sueños de muerte” (1:3).
Estar
decidido a no tener miedo del amor es la elección de reconocer mi Ser porque mi
Ser es Amor.
No
importa qué nombres nos hayamos llamado a nosotros mismos en nuestra locura,
los nombres no pueden cambiar lo que somos en la verdad (2:1-3). Elegir no
tener miedo del amor es recordar esto. Lo que hemos hecho al llamarnos nombres
no amorosos no es un pecado:
El nombre del miedo es simplemente
un error. Que hoy no tenga miedo de la verdad. (2:4-5)
¿Qué es el Espíritu Santo? (Parte 2)
L.pII.7.1:3-5
El
Espíritu Santo es el mediador o puente entre las ilusiones y la verdad, entre
los sueños y la realidad, entre la percepción y el conocimiento. Él es el medio
por el que “se llevan todos los sueños ante la verdad para que la luz del
conocimiento los disipe” (1:3). Su propósito dentro de nuestra mente es hacer
este cambio de nuestra percepción equivocada a la percepción verdadera. Nuestra
única tarea es llevarle todo lo que no queremos, para que Él lo haga
desaparecer. El Curso se refiere a su programa de estudios como:
… un programa muy bien organizado, debidamente estructurado y
cuidadosamente planeado, que tiene por objeto aprender a entregarle al Espíritu
Santo todo aquello que no desees. El sabe qué hacer con ello. Tú, sin embargo,
no sabes cómo valerte de Su conocimiento. Cualquier cosa que se le entregue
que no sea de Dios, desaparece. (T.12.II.10:1-4)
A
través del puente a la luz del conocimiento, “los sonidos y las imágenes se
descartan para siempre” (1:4). “Los sonidos y las imágenes” representan el
reino de la percepción. Llevamos nuestras percepciones al Espíritu Santo para
que sean “limpiadas y purificadas, y finalmente eliminadas para siempre”
(T.18.IX.14:2). El propósito del Espíritu Santo es hacer Su tarea, Él es el
mediador entre la percepción y el conocimiento (L.43.1:3):
Sin este vínculo con Dios, la percepción habría reemplazado al
conocimiento en tu mente para siempre. Gracias a este vínculo con Dios, la
percepción se transformará y se purificará en tal medida que te conducirá al
conocimiento. (L.43.1:4-5)
Este
cambio de la percepción es igual que el perdón, “el perdón ha hecho posible el
tranquilo final de la percepción” (1:5). “El perdón, la salvación, la Expiación
y la percepción verdadera son todos una misma cosa” (C.4.3:6). La percepción
tal como la utiliza el ego siempre ve pecado, y se manifiesta en juicios y
ataque. La percepción tal como la utiliza el Espíritu Santo siempre ve el
rostro de Cristo, y se manifiesta en amor y unión. La percepción del ego
siempre ve diferencias, la percepción del Espíritu Santo siempre ve igualdad e
identidad.
Éste es el cambio que brinda la percepción verdadera: lo que antes se
había proyectado afuera, ahora se ve adentro, y ahí el perdón deja que
desaparezca. (C.4.6:1)
Por lo
tanto, el Espíritu Santo es fundamental para el proceso del perdón. Él es el
medio por el que es posible el cambio de la percepción falsa a la percepción
verdadera; y sin Él, estaríamos perdidos para siempre en nuestro sueño de
juicios. Con Él, podemos aprender a perdonar.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-282-audios-mp3_rf_8474161_1.html
VIDEO Mich Gaymard:
https://www.youtube.com/watch?v=8pq1FT4f-PM
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