LECCIÓN 327
No necesito más que llamar y Tú me
contestarás.
1. No se me pide que acepte la salvación sobre la base
de una fe ciega. 2Pues Dios ha prometido que oirá mi llamada y que
Él Mismo me contestará. 3Déjame aprender mediante mi experiencia
que esto es verdad, y es indudable que llegaré a tener
fe en Él. 4Esa es la fe que no se quebranta y que me llevará cada
vez más lejos por la senda que conduce hasta Él. 5Pues así estaré
seguro de que Él no me ha abandonado, de que aún me ama y de que sólo espera a
que yo lo llame para proporcionarme toda la ayuda que necesite para poder
llegar a Él.
2. Padre, te doy las gracias porque sólo
con que ponga a prueba Tus promesas jamás tendré la experiencia de que no se cumplen. 2Permítaseme, por lo
tanto, ponerlas a prueba en vez de juzgarlas. 3Tú eres Tu Palabra. 4Tú
provees los medios a través de los cuales arriba la convicción, haciendo así
que por fin estemos seguros de Tu eterno Amor.
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 327 - 23 NOVIEMBRE
“No necesito
más que llamar y Tú me contestarás”
Instrucciones
para la práctica
Ver las instrucciones para
la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o
en la Tarjeta de Práctica de este
libro.
Comentario
Esto me recuerda a un
versículo de la Biblia, libro de Jeremías (33:3), en el Antiguo Testamento:
“Llámame y Yo te contestaré”.
El pensamiento de la lección
parece ser: “Éstas son las promesas de Dios. Ponlas a prueba y comprueba por ti
mismo que Él las dice de corazón”. La lección nos dice que podemos “aprender mediante la experiencia que esto es verdad”
(1:3). Sugiere que tomemos las promesas y las pongamos “a prueba” (2:1).
Mi confianza en el Curso ha
aumentado con los años y continúa aumentando al continuar probando sus
promesas. Nos da instrucciones muy claras para el Libro de Ejercicios, y
promete que cambiará nuestra manera de pensar acerca de todos y de todo en el
mundo. Promete paz mental. Promete la liberación de la culpa. Y lo que estoy
descubriendo es que, cuando hago un sincero esfuerzo en HACER lo que me dice
que haga, siento lo que dice que sentiré. Resumiendo: funciona.
Podemos sentarnos y juzgar
lo que dice el Curso hasta ponernos morados, podemos discutir si El Curso
cumplirá o no lo que dice, y no aprenderemos nada. Pero si lo hacemos, si lo
probamos, si practicamos lo que dice que hagamos, ciertamente descubriremos que
realmente funciona, y nuestra
seguridad en su verdad será total y absoluta.
¿Qué es la creación? (Parte 7)
L.pII.11.4:1-3
Nosotros, los Hijos de Dios, somos la creación. (4:1)
Existimos.
Ya que todo lo que existe es creación de Dios, y la creación es el Hijo de Dios
(3:2), tenemos que ser la creación de Dios. Tenemos que ser aspectos de la
Totalidad, “Hijos” que son aspectos del Hijo.
“Parecemos
estar separados y no ser conscientes de nuestra eterna unidad con Él” (4:2).
Toda nuestra experiencia en este mundo nos ha enseñado que estamos separados,
que somos seres separados, distintos unos de otros y sin ninguna conexión.
Somos conscientes de nuestra parte y dejamos aparte nuestra Totalidad, “nuestra
eterna unidad con Él”. Sin embargo, sólo “parece” que somos seres separados, en
realidad no lo somos. Nuestra lucha con el Curso, nuestra lucha con toda espiritualidad
verdadera, es la lucha de la locura intentando conservar esta sensación de
separación completamente ilusoria. Estamos intentando convertir en “parte” la
única verdad acerca de nosotros al dejar fuera la consciencia de la Totalidad.
Y al hacerlo, nos aislamos a nosotros mismos de nuestro Ser.
“Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros
temores, todavía hay certeza” (4:3). Dudamos de la Totalidad porque hemos
inventado circunstancias (todo este mundo) en el que la “parte” parece ser la
única realidad. Tenemos miedo de la Totalidad porque parece amenazar nuestra
parte. (En realidad no es así, porque en la Totalidad hay una especie de parte,
pero es una parte en la que cada una contiene
a la Totalidad, en lugar de dejarla fuera).
A pesar de esta locura de identificarnos sólo con la parte, seguimos siendo la
Totalidad. La Totalidad sigue sin haber cambiado. No puede ser dividida ni
dañada en ningún modo. Por eso, la Totalidad todavía existe y todavía nos
llama.
No
importa lo fuerte que sea la ilusión de la separación, en cada parte sigue
estando la Totalidad. Y la Totalidad, nuestro verdadero Ser, sigue estando
seguro de Sí Mismo. Es sólo la parte la que duda y tiene miedo, imaginándose
falsamente separada de la Totalidad. Lo que soy, y lo que tú eres (que es Lo
Mismo) se conoce a Sí Mismo con un conocimiento lleno de seguridad. Ésa
seguridad que está en nuestra Totalidad es con lo que estamos intentando
ponernos en contacto. El recuerdo de Dios y de lo que somos está dentro de
nosotros, en la Totalidad que hemos negado y dejado aparte en nuestro loco
intento de ser partes separadas. Al conectarnos unos con otros nos conectamos
con esa Totalidad, y al hacerlo, recordamos a Dios.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
VIDEO Mich Gaymard:
https://www.youtube.com/watch?v=xBPcLGOPWBg
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