LECCIÓN 336
El perdón me enseña que todas las mentes están
unidas.
1. El perdón es el medio a través del cual a la
percepción le llega su fin. 2El conocimiento es restituido una vez
que la percepción ha sido transformada y ha dado paso enteramente a lo que por
siempre ha de estar más allá de su más elevado alcance. 3Pues las
imágenes y los sonidos tan sólo pueden servir, en el mejor de los casos, para
evocar el recuerdo que yace tras todos ellos. 4El perdón elimina
las distorsiones y revela el altar a la verdad que se hallaba oculto. 5Sus
blancas azucenas refulgen en la mente, y la instan a regresar y a mirar en su
interior para encontrar lo que en vano ha buscado afuera. 6Pues ahí,
y sólo ahí, se restaura la paz interior, al ser la morada de Dios Mismo.
2. Que el perdón elimine en la quietud mis sueños de
separación y de pecado. 2Y que entonces pueda mirar, Padre, en mi
interior y descubrir que Tu promesa de que en mí no hay pecado es verdad; que
Tu Palabra permanece inalterada en mi mente y que Tu Amor reside todavía en mi
corazón.
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 336 - 2 DICIEMBRE
“El perdón me enseña que todas las mentes están unidas”
Instrucciones
para la práctica
Ver las instrucciones para
la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o
en la Tarjeta de Práctica de este
libro.
Comentario
En el Texto, el Curso habla
de que la idea de que las mentes están unidas es algo que se experimenta en una
relación santa, en la que dos personas se han unido en un propósito común, lo
que llama “un estado mental común”
(T.22.III.9:7). En una relación santa sana, los miembros de esa relación practican
el perdón uno con otro a menudo. El resultado se expresa así:
Esa es la función de tu relación santa. Pues lo que uno de vosotros
piense, el otro lo experimentará con él. ¿Qué puede querer decir esto, sino que
tu mente y la mente de tu hermano son una? No veas con temor este feliz hecho
ni pienses que con ello se te impone una pesada carga. Pues cuando lo hayas
aceptado de buen grado, te darás cuenta de que vuestra relación es un reflejo
de la unión que existe entre el Creador y Su Hijo. (T.22.VI.14:1-5)
La idea
de que el perdón está relacionado con la experiencia de las mentes unidas no
está clara de manera intuitiva. Sin embargo, un pequeño reflejo parece
aclarármelo mejor. Si no perdono a alguien, sin duda hay una barrera entre
nuestras mentes. Mentalmente estoy rechazando a esa persona y no tengo ningún deseo de unirme
mentalmente a ella. Mi juicio es un firme “No” a los pensamientos de esa
persona. Cuando perdono, mi mente se abre a sus pensamientos. El perdón me enseña que todas las mentes están
unidas. Abre el camino para que yo entienda que esto es verdad.
Nuestras percepciones nos dicen, de miles de
maneras, que somos seres separados. El perdón abre el camino a una experiencia
que está más allá de nuestra percepción, y nos muestra la unidad que existe y
que la percepción no puede ver. El perdón “revela el altar a la verdad” (1:4). Dentro de nuestra
mente encontramos “la morada de
Dios Mismo” (1:6). “El perdón
elimina mis sueños de separación y de pecado” (2:1). En la experiencia de unión
con otro ser humano, empezamos a recordar nuestra unión con Dios y con toda la
creación.
¿Qué es el ego? (Parte 6)
L.pII.12.3:4
A diferencia del ego,
nuestro verdadero Ser, el Hijo de Dios, está rodeado de paz eterna. Donde el
ego se ve a sí mismo en guerra con el universo y tiembla constantemente por
miedo al ataque de cada figura de sus sueños, el Hijo de Dios está eternamente
“libre de todo conflicto”. El Hijo descansa
eternamente “imperturbable… en la tranquilidad y silencio más profundos” (3:4).
Cuando
empezamos a ponernos en comunicación con nuestro Ser, experimentamos el sabor
de esa profunda y callada paz. Ésa es una de las características del instante
santo. Hay una paz en el instante santo que no se puede describir.
Hay un silencio que el mundo no puede perturbar. Hay una paz ancestral
que llevas en tu corazón y que no has perdido. Hay en ti una sensación de
santidad que el pensamiento de pecado jamás ha mancillado. (L.164.4:1-3)
El ego,
separado del universo, no puede conocer esta paz. Viene únicamente de dentro de
nuestro Ser, ya que es una cualidad de Quien somos. No tiene nada que ver con
ninguna circunstancia externa, y ninguna circunstancia externa puede alterarla.
Es parte de lo que todos juntos somos.
VIDEO Mich Gaymard:
https://www.youtube.com/watch?v=nCKlZiaVGnA
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