LECCIÓN 44
Dios es la luz en la que veo.
1. Hoy continuamos con la idea de ayer, agregándole
otra dimensión. 2No puedes ver en la oscuridad, y no puedes
fabricar luz. 3Puedes fabricar oscuridad y luego pensar que ves en
ella, pero la luz refleja vida, y es, por lo tanto, un aspecto de la creación. 4La
creación y la oscuridad no pueden coexistir, pero la luz y la vida son
inseparables, pues no son sino diferentes aspectos de la creación.
2. Para poder ver, tienes que reconocer que la luz se
encuentra en tu interior y no afuera. 2No puedes ver fuera de ti, ni
tampoco se encuentra fuera de ti el equipo que necesitas para poder ver. 3Una
parte esencial de ese equipo es la luz que hace posible el que puedas ver. 4Esa
luz está siempre contigo, haciendo que la visión sea posible en toda circunstancia.
3. Hoy vamos a intentar llegar hasta esa luz. 2Para
tal fin, utilizaremos una forma de ejercicio que ya se sugirió anteriormente,
y que vamos a utilizar cada vez más. 3Dicha forma de ejercicio es
especialmente difícil para la mente indisciplinada y representa uno de los
objetivos principales del entrenamiento mental. 4Requiere
precisamente lo que le falta a la mente sin entrenar. 5Con todo, si
has de ver, dicho entrenamiento tiene que tener lugar.
4. Lleva a cabo como mínimo tres sesiones de práctica
hoy, cada una de tres a cinco minutos de duración. 2Recomendamos
enfáticamente que les dediques más tiempo, pero únicamente si notas que el
tiempo pasa sin que experimentes ninguna sensación de tensión o muy poca. 3La
forma de práctica que vamos a utilizar hoy es la más natural y fácil del mundo
para la mente entrenada, tal como parece ser la más antinatural y difícil para
la mente sin entrenar.
5. Tu mente ya no está completamente sin entrenar. 2Estás
bastante listo para aprender la forma de ejercicio que vamos a utilizar hoy,
pero es posible que te topes con una gran resistencia. 3La razón es
muy simple. 4Al practicar de esta manera, te desprendes de todo lo
que ahora crees y de todos los pensamientos que has inventado. 5Propiamente
dicho, esto constituye tu liberación del infierno. 6Sin embargo, si
se percibe a través de los ojos del ego, es una pérdida de identidad y un
descenso al infierno.
6. Si te puedes apartar del ego, aunque sólo sea un
poco, no tendrás dificultad alguna en reconocer que su oposición y sus miedos
no significan nada. 2Tal vez te resulte útil recordarte a ti mismo
de vez en cuando, que alcanzar la luz es escapar de la oscuridad,
independientemente de lo que creas al contrario. 3Dios es la luz en
la que ves. 4Estás intentando llegar a Él.
7. Da comienzo a la sesión de práctica repitiendo la
idea de hoy con los ojos abiertos, luego ciérralos lentamente mientras repites
la idea varias veces más. 2Trata entonces de sumergirte en tu mente,
abandonando cualquier clase de interferencia e intrusión a medida que te
sumerges serenamente más allá de ellas. 3No hay nada, excepto tú,
que pueda impedirle a tu mente hacer esto. 4Tu mente está
sencillamente siguiendo su curso natural. 5Trata de observar los
pensamientos que te vengan sin involucrarte con ninguno de ellos, y pásalos de
largo tranquilamente.
8. Si bien no se recomienda ningún enfoque en
particular para esta forma de ejercicio, sí es necesario que te des cuenta de
cuán importante es lo que estás haciendo, el inestimable valor que ello tiene
para ti, así como que seas consciente de que estás intentando hacer algo muy
sagrado. 2La salvación es el más feliz de todos tus logros. 3Es
asimismo el único que tiene sentido porque es el único que tiene verdadera
utilidad para ti.
9. Si experimentas cualquier clase de resistencia, haz
una pausa lo suficientemente larga como para poder repetir la idea de hoy con
los ojos cerrados, a no ser que notes que tienes miedo. 2En ese caso
es probable que abrir los ojos brevemente te haga sentir más tranquilo. 3Trata,
sin embargo, de reanudar los ejercicios con los ojos cerrados tan pronto como
puedas.
10. Si estás haciendo los ejercicios
correctamente, deberías experimentar una cierta sensación de relajación, e
incluso sentir que te estás aproximando a la luz o de hecho adentrándote en
ella. 2Trata de pensar en la luz, sin forma y sin límites, según
pasas de largo los pensamientos de este mundo. 3Y no te olvides de
que no te pueden atar a él a no ser que tú les des el poder de hacerlo.
11. Durante el transcurso del día, repite la idea a
menudo con los ojos abiertos o cerrados, como mejor te parezca en su momento. 2Pero
no te olvides de repetirla. 3Sobre todo, decídete hoy a no
olvidarte.
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN
44 - 13 FEBRERO
“Dios es la luz en
la que veo”
Instrucciones para
la práctica
Propósito:
Ponerte
en contacto con la luz dentro de ti, que te permite ver con la verdadera
visión.
Ejercicios
más largos: Al menos 3 veces, de tres a cinco minutos (se recomienda más tiempo si
no produce tensión).
- Repite la idea, luego cierra los ojos lentamente, repitiendo la idea varias veces más.
- El resto de la práctica requiere que te sumerjas dentro de tu mente. Me resulta útil pensar en este sumergirse como que tiene tres aspectos:
- Baja para abajo y hacia dentro, dejando a un lado tus pensamientos de la superficie y en dirección hacia la luz de Dios muy profundo dentro de tu mente. Mientras haces esto, “trata de pensar en la luz, sin forma y sin límites” (10:2). Si tu meditación tiene éxito, experimentarás una sensación de aproximarte o incluso entrar en ella.
- No te permitas distracciones. Esto es importantísimo. Mientras pasas de largo tus pensamientos, obsérvalos sin darles importancia, “y pásalos de largo tranquilamente” (7:5). No tienen poder para retenerte. Si aparece resistencia, repite la idea. Si surge miedo, abre los ojos brevemente y repite la idea. Luego vuelve al ejercicio.
- Mantén en la mente una actitud de que lo que estás haciendo es algo muy importante, de un valor incalculable, y que es muy sagrado. Esta actitud es más importante que los detalles de la técnica.
Observaciones:
Éste
es el segundo ejercicio de meditación del Libro de Ejercicios (el primero fue
la Lección 41), y puedes ver la inmensa importancia que se le da aquí,
especialmente en los párrafos 3-5. Puede que nos resistamos a esta práctica,
porque requiere una disciplina que nuestra mente todavía no tiene, y porque
significa abandonar nuestros pensamientos del ego y las creencias que hay detrás. Pero éstas son las verdaderas
razones por las que esta práctica es tan importante.
Recordatorios
frecuentes: Frecuentes; estate completamente decidido a no olvidarte.
Repite la idea con los ojos abiertos o cerrados, como mejor te
parezca.
Comentario
El primer párrafo presenta
una imagen bastante sorprendente de lo que es este mundo que vemos. Dice que
nosotros hicimos la obscuridad, y luego pensamos que podíamos ver en ella.
“Para poder ver tienes que reconocer que la luz se encuentra en tu interior y
no afuera. No puedes ver fuera de ti, ni tampoco se encuentra fuera de ti el
equipo que necesitas para poder ver”
(2:1-2). Lo que llamamos luz no es verdadera luz. La luz no está fuera
de nosotros, sino que está dentro de nosotros. No es física, es espiritual. Y
verdaderamente no vemos con los ojos físicos, sino con la visión interna.
La luz para la visión
verdadera está dentro de nosotros, y el objetivo de la lección de hoy es
alcanzar esa luz interna. Una vez más el Libro de Ejercicios nos lleva a un
ejercicio experiencial de meditación. Este tipo de meditación y la experiencia
que busca producir es un componente muy importante de la práctica del Curso. La
importancia que se le da no tiene nada de sorprendente.
Se nos dice que es una forma
de ejercicio que “vamos a utilizar cada vez más” (3:2). “Y representa uno de
los objetivos principales del entrenamiento mental (3:3). Las sesiones más
largas se “recomiendan enfáticamente” (4:2). Se nos pide con insistencia que
continuemos a pesar de la “gran resistencia” (5:2). Representa “tu liberación
del infierno” (5:5). Se nos recuerda “la importancia de lo que estás haciendo,
el inestimable valor que tiene para ti” (8:1), y que “estás intentando hacer
algo muy sagrado” (8:1). La lección termina con estas palabras: “Pero no te
olvides de repetirla. Sobre todo, decídete hoy a no olvidarte” (11:2-3). Es imposible
no ser conscientes de que Jesús, como autor, considera que este tipo de
práctica de meditación excepcionalmente
importante.
¿Por qué? Hay algunas
aclaraciones en la lección. En el tercer párrafo, la lección indica que esta
clase de ejercicio: sentado en perfecta quietud, sumergiéndose hacia adentro,
pasando de largo nuestros pensamientos sin ocuparnos de ellos “Es especialmente
difícil para la mente indisciplinada” (3:3). Es difícil porque “requiere
precisamente lo que le falta a una mente sin entrenar” (3:4). Es esta dificultad la que demuestra nuestra
necesidad de hacerla, tal como quedarte
sin aliento cuando corres cincuenta metros te demuestra que necesitas ejercicios
aeróbicos. “Si has de ver, dicho entrenamiento tiene que tener lugar” (3:5). En
otras palabras, la práctica de la meditación es un requisito para desarrollar
la visión interna. ¿Cómo podemos ver con la visión interna si no sabemos cómo
encontrar la luz interna?
Éstos son ejercicios de
entrenamiento. Al principio nos parecerá difícil. Encontraremos resistencia. El
ejercicio se considera un intento
(3:1) para alcanzar la luz, indicando que se comprende que es posible que no
tengamos una auténtica experiencia de luz inmediatamente, como tampoco
correríamos un maratón las primeras veces que nos entrenamos para correr. Es un
objetivo de nuestra mente el
entrenarse para alcanzar la luz, y probablemente no alcanzaremos nuestro
objetivo inmediatamente; aunque es “la más natural y fácil del mundo para la
mente entrenada” (4:3). Estamos en el proceso de adquirir el entrenamiento que
hará que llegar a la luz parezca fácil y natural, pero ahora no es así porque
nuestra mente está todavía sin disciplinar.
No estamos “completamente
sin entrenar” (5:1). Si hemos estado siguiendo las instrucciones, hemos tenido
43 días de práctica que nos ha traído a este día. Sin embargo, podemos
encontrarnos “con una gran resistencia (5:2). Para el ego lo que estamos
haciendo es como “una pérdida de identidad y un descenso al infierno” (5:6).
Pero estamos intentando llegar a Dios, Que es la luz en la que podemos ver, eso
no es una pérdida. Es escaparse de la obscuridad.
Cuando empezamos a acumular
experiencias de luz, de sentir la relajación, de sentir nuestro acercamiento a
la luz, e incluso ser conscientes de estar entrando en ella, sabremos de qué
está hablando el Curso. Y la anhelaremos cada vez más. No hay nada como la
experiencia. Estos instantes santos son anticipos del Cielo, visiones fugaces
de la realidad. Nos motivarán en nuestro camino más que ninguna otra cosa. Hay
una sensación de realidad tan real que lo que antes parecía real, en
comparación, palidece como sombras imaginarias. Cuando hayamos entrado en la
luz, reconoceremos que hemos estado en la oscuridad, pensando que era la luz. Esto es lo que da a estas experiencias su
“valor incalculable”.
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AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-44-audios-mp3_rf_3905482_1.htmlVIDEO Mich Gaymard:
http://www.michelgaymard.com/site/leccion-44-un-curso-de-milagros-dios-es-la-luz-en-la-que-veo/
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