LECCIÓN 83
Hoy repasamos estas ideas:
1. (65) Mi única función es la que Dios me dio.
2No
tengo otra función salvo la que Dios me dio. 3Este reconocimiento me libera de todo
conflicto porque significa que no puedo tener metas conflictivas. 4Al tener un
solo propósito, siempre estoy seguro de lo que debo hacer, de lo que debo decir
y de lo que debo pensar. 5Toda duda no puede sino desaparecer cuando
reconozco que mi única función es la que Dios me dio.
2. Las
aplicaciones más concretas de esta idea podrían hacerse con las siguientes
variaciones:
3Esto no me confiere una función distinta de la que Dios me dio.
4No me valdré de esto para justificar una función que Dios no me dio.
3. (66) Mi función y mi felicidad son una.
2Todas las cosas que proceden de Dios son una 3Proceden
de la Unicidad* y tienen que
ser recibidas cual una sola. 4Desempeñar mi función es mi felicidad porque
ambas cosas proceden de la misma Fuente. 5Y debo aprender a reconocer lo que me hace feliz,
si es que he de encontrar la felicidad.
4. Algunas
variaciones útiles para aplicar concretamente esta idea podrían ser:
3La unidad que existe entre mi felicidad y mi función no se ve afectada en modo alguno por esto.
4Nada, incluido esto, puede justificar la ilusión de que puedo ser feliz si dejo de cumplir mi función.
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN
83 - 24
MARZO
(65) “Mi única función es la que Dios me dio”
(66) “Mi función y mi felicidad son una”
Instrucciones para
la práctica
Ver
las instrucciones del Segundo Repaso.
Comentario
Estar sin metas conflictivas
en la vida es una bendición maravillosa. La mayor parte del tiempo, me siento
estresado con metas conflictivas. Quiero hacer ejercicio pero tengo una fecha
tope que cumplir en el trabajo. Quiero estar con mis amigos pero dan mi
programa favorito en la televisión. Y así sucesivamente. Cuando soy capaz de
darme cuenta de que mi única función es la que Dios me dio, el perdón, o
simplemente ser feliz en lugar de enfadarme o disgustarme, todo se vuelve
maravillosamente claro. Mi meta se convierte en estar en paz, ser feliz, estar
en calma y sin que me altere nada de mi alrededor. “Lo que debo hacer, lo que
debo decir y lo que debo pensar” (1:4) sencillamente me viene. Quizá me doy
cuenta de que no importa si hago ejercicio o escribo. Quizá me doy cuenta de
que uno u otro pueden esperar. Recordar mi única y verdadera meta soluciona
todo lo demás de un modo u otro.
Solía pensar que cuando
tenía un conflicto, la única manera de estar en paz de nuevo era tomar una
decisión para solucionar el conflicto. Muy raras veces funcionó. Generalmente,
cuando tomaba la decisión, sentía cierta angustia por lo que no había hecho, o
alguna pérdida por no haber tomado la otra decisión (por ejemplo: ver la tele o
estar con mis amigos, uno u otro tenía que ser “sacrificado”). Últimamente he
empezado a darme cuenta de que si en el primer lugar de la lista pongo estar en
paz, si primero elijo estar en paz antes de tomar mi decisión (quizá tomar
un minuto para cerrar los ojos y aquietarme, recordando Quién está conmigo), la
decisión se vuelve sencilla, y no hay sensación de sacrificio. Cuando pongo la
paz en primer lugar, sé lo que tengo que hacer.
Ésta es la manera de ser
feliz. Mi función es una con mi felicidad. Si puedo estar en paz, abandonando
los resentimientos y las pequeñas exigencias que constantemente le hago a mi
vida, soy feliz. Al igual que el perdón, la felicidad es una elección que puedo
tomar en cualquier momento.
Hoy me doy cuenta de que los
ejemplos que se dan de los diferentes modos de aplicar las ideas a situaciones
concretas parecen hacer hincapié en la negación. Destacan que la situación, o
el modo en que la percibimos, no
pueden afectarnos si así lo elegimos. El modo de percibir esto no cambia mi
función, ni me da una función diferente, ni justifica que elija una meta
distinta a la que Dios me dio. No importa lo que yo vea, no importa lo que
suceda, nada cambiará el hecho de que el único modo de encontrar la felicidad es
cumplir mi función de perdonar, bendecir, y estar en paz. No hay felicidad
aparte de mi función, y me dejo engañar por una ilusión cuando pienso que la
hay. ¿Espero encontrar la felicidad permitiéndome estar preocupado, o
justificando mi enfado, o permitiéndome mis apetitos, o dándole vueltas a mis
heridas de dolor? Nunca sucederá. Sólo en el perdón, sólo liberando a todos y a
todo de mis exigencias y expectativas, sólo en la pacífica quietud de mi mente,
encontraré la felicidad.
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AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-83-audios-mp3_rf_3920624_1.html
VIDEO Mich Gaymard:
http://www.michelgaymard.com/site/leccion-83-libro-de-ejercicios-de-un-curso-de-milagros/
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-83-audios-mp3_rf_3920624_1.html
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http://www.michelgaymard.com/site/leccion-83-libro-de-ejercicios-de-un-curso-de-milagros/
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