Lección 106 - 16 de Abril “Déjame aquietarme y escuchar la verdad”


Lecciones UN CURSO DE MILAGROS


LECCIÓN 106
Déjame aquietarme y escuchar la verdad.

1. Si no le prestases atención a la voz del ego, por muy ensordece­dora que parezca ser su llamada; si no aceptases sus míseros rega­los que no te aportan nada que realmente quieras, y si escuchases con una mente receptiva que no te haya dicho lo que es la salva­ción, podrías entonces oír la poderosa Voz de la verdad, serena en su poder, fuerte en su quietud y absolutamente segura de Sus mensajes.
2. Escucha, y oye a tu Padre hablarte a través de la voz que Él ha designado sea su Voz, la cual acalla el estruendo de lo que no tiene sentido y les muestra el camino de la paz a los que no pue­den ver. 2Aquiétate hoy y escucha la verdad. 3No te dejes engañar por las voces de los muertos, que te dicen que han encontrado la fuente de la vida y te la ofrecen para que creas en ella. 4No les hagas caso, antes bien, escucha la verdad.
3. Hoy no tengas miedo de eludir las voces del mundo. 2Sigue adelante con paso ligero más allá de su insensata persuasión. 3No les prestes oídos. 4Aquiétate hoy y escucha la verdad. 5Ve más allá de todas las cosas que no hablen de Aquel que tiene tu felici­dad en Sus manos, y que te la ofrece con calidez y amor. 6Escú­chalo únicamente a Él hoy, y no te demores más en llegar hasta Él. 7Eccucha una sola Voz hoy.
4. Hoy se cumple la promesa de la Palabra de Dios. 2Escucha y permanece en silencio. 3Él quiere hablarte. 4Él viene a ti con mila­gros que son mil veces más jubilosos y más maravillosos que los que tú jamás hayas podido soñar o desear en tus sueños. 5Sus milagros son verdad. 6No se desvanecerán cuando al sueño le llegue su fin. 7Por el contrario, son los que darán fin al sueño; y perdurarán eternamente, pues proceden de Dios para Su Hijo bienamado, cuyo otro nombre eres tú. 8repárate hoy para los milagros. 9Permite que hoy se cumpla la ancestral promesa que tu Padre te hizo a ti y a todos tus hermanos.
5. Óyelo hoy, y escucha la Palabra que levanta el velo que cubre la tierra y que despierta a todos los que duermen y no pueden ver. 2Dios los llama a través de ti. 3Él necesita tu voz para hablar­les, pues, ¿quién sino el Padre podría llegar hasta el Hijo, llamán­dolo a través de tu Ser? 4Óyelo hoy, y ofrécele tu voz para que Él pueda hablarle a las multitudes que esperan a oír la Palabra que Él pronunciará hoy.
6. Estáte listo para la salvación. 2Está aquí, y hoy se te concederá. 3Y descubrirás cuál es tu función por medio de Aquel que la eli­gió por ti en Nombre de tu Padre. 4Escucha hoy, y oirás una Voz que resonará por todo el mundo a través de ti. 5El Portador de todos los milagros necesita que tú los recibas primero, para que así te conviertas en el feliz dador de lo que has recibido.
7. Así comienza la salvación y así termina: cuando todo sea tuyo y lo hayas dado completamente, permanecerá contigo para siem­pre. 2La lección se habrá aprendido. 3Hoy vamos a practicar lo que es dar, pero no de la manera en que lo entiendes ahora, sino tal como es. 4Los ejercicios de cada hora deben ir precedidos de esta plegaria de iluminación:

5Me aquietaré y escucharé la verdad.
6¿Qué significa dar y recibir?

8. Pregunta, y confía en que se te contestará. 2Lo que pides es algo cuya respuesta ha estado esperando mucho tiempo a que la acep­tes. 3Dicha respuesta representará el comienzo del ministerio para el que viniste, el cual liberará al mundo de la creencia de que dar es una manera de perder. 4De este modo el mundo se prepara para entender y para recibir.
9. Aquiétate y escucha la verdad hoy. 2Por cada cinco minutos que pases escuchando, mil mentes se abrirán a la verdad y oirán la santa Palabra que tú oyes. 3Y cuando la hora haya pasado, liberarás mil más que harán una pausa para pedir que la verdad les sea revelada tanto a ellas como a ti.
10. Hoy se cumple la santa Palabra de Dios cuando tú la recibes para darla, de manera que puedas enseñarle al mundo lo que sig­nifica dar, escuchándolo y aprendiéndolo de Él. 2No te olvides hoy de reforzar tu decisión de escuchar y recibir la Palabra, repi­tiendo el siguiente recordatorio tan a menudo como te sea posible:

3Déjame aquietarme y escuchar la verdad. 
4Hoy soy el mensajero de Dios. 
5Mi voz es Suya para dar lo que recibo.

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Ayuda para las lecciones:
de  Robert Perry  y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf


 
LECCIÓN  106     -     16  ABRIL

“Déjame aquietarme y escuchar la verdad”

Instrucciones para la práctica

Propósito: Dejar a un lado la voz del ego, acallar tu mente, y escuchar la Voz de tu Padre, y luego ofrecerle tu voz para que Él hable a todos los que necesitan oír Su Palabra.

Ejercicios más largos: Cada hora, a la hora en punto, durante cinco minutos (si no puedes hacer esto, al menos haz el alternativo).
  • Di: “Me aquietaré y escuchare la verdad. ¿Qué significa dar y recibir?”
  • Pasa el resto del tiempo esperando tu respuesta del Espíritu Santo. Pero es importante que entiendas de verdad lo que estás pidiendo. Estás pidiendo recibir de Dios (oír Su Voz y recibir Su Palabra, para que te llene por completo desde dentro) para que tú puedas dar a tus hermanos, quienes a su vez harán que tu recibir sea más completo y pleno. Luego, es importante que Le ofrezcas tu voluntad de dar lo que recibes. Aparentemente este dar sucede tanto durante la sesión de práctica en que tu mente se extiende a otras mentes, como después del periodo de práctica pues lo que hoy sientes te inspira verdaderamente para “el comienzo del ministerio para el que viniste” (8:3). Mientras esperas tu respuesta, recuerda el entrenamiento recibido en las lecciones anteriores: Mantén tu mente en silenciosa espera y disposición, retirándola del ego cuando se detenga a escuchar su voz. Escucha con confianza: “confía en que se te contestará” (8:1). Y de vez en cuando repite tu pregunta, para afirmar tu espera confiada.

Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como puedas.
   Di: “Déjame aquietarme y escuchar la verdad. Hoy soy el mensajero de Dios. Mi voz es Suya para dar lo que recibo”. Esto reforzará tu elección de recibir Su Palabra, lo cual te prepara para dar.

Apoyo a la práctica: Date cuenta de que tu práctica no es un acto de autocomplacencia solitario. Más bien, al sentarte y hacer tu práctica, estás literalmente liberando mentes por todo el mundo. “Por cada cinco minutos que pases escuchando, mil mentes se abrirán a la verdad y oirán la santa Palabra que tú oyes” (9:2).

Comentario

Al principio la lección de hoy no parece seguir el tema de ayer acerca de dar y recibir, pero en la mitad de la lección se desvía de nuevo a él. Quizá parece un cambio brusco. La primera parte de la lección, que habla de acallar nuestra mente para escuchar la Voz de Dios, no parece relacionada con pensamientos de dar y recibir.

Sin embargo, para esto es para lo que escuchamos, esto es lo que oímos. Estamos aprendiendo acerca de nuestra verdadera naturaleza. Éste es el mensaje de la salvación: “Cuando todo sea tuyo y lo hayas dado completamente, permanecerá contigo para siem­pre” (7:1).

¿Para qué estoy en este mundo? Según esta lección, es para oír la Voz de Dios hablarme del eterno regalo de Dios para mí, el regalo de Cristo, el regalo de mi Ser, el Hijo bienamado de Dios, “cuyo otro nombre eres tú” (4:7). Y estoy aquí para extender ese mismo mensaje al mundo. Éste es el “ministerio para el que viniste, el cual liberará al mundo de la creencia de que dar es una manera de perder” (8:3).

Oír la Voz de Dios y hablar por ella están estrechamente relacionados en esta lección al igual que dar y recibir. Si de verdad oigo la Voz, Le daré a Él mi voz para que hable a través de mí. Si recibo la Palabra, la compartiré, porque el mensaje es compartir. La Palabra de Dios para mí es que yo soy un salvador, un sanador, y un portador de la verdad. Yo soy Su Hijo, Su creación, como Él, extendiendo sanación, ofreciendo paz y dicha a todo el mundo, haciéndoles saber que ellos son también Su Hijo.

A veces pienso que tomamos el Curso con demasiada seriedad, y necesitamos iluminarlo. Otras veces pienso que nos lo tomamos demasiado a la ligera, y necesitamos tomarlo más en serio. Por ejemplo, esta lección me dice que cada vez que me paro durante cinco minutos para aquietarme y escuchar la verdad, mil mentes se abrirán a la verdad (9:2). ¿Te imaginas que me lo tomo en serio? Imagínate que me paro cada hora, como se nos dice. A lo largo del día, quince mil mentes se abrirían a la verdad. ¿Te imaginas que todos los que leen estos comentarios lo hicieran (unas seiscientas personas)? Entonces, ¡nueve millones de mentes se abrirían a la verdad!

No me tomo esto suficientemente en serio. No hago caso, pensando que con una o dos prácticas al día ya es suficiente. Recientemente, pusieron en la televisión la vieja película de Charlton Heston Los Diez Mandamientos. La vi sólo unos pocos minutos, suficientes para recordar una frase de ella que siempre me impresionó. Moisés, sufriendo los contratiempos de los primeros días de intentar que el faraón liberase a los hebreos, ora a Dios diciéndole: “Señor, perdóname mi débil uso de Tu gran poder”. Hoy, al leer la lección, he pensado acerca de esa frase. He pensado acerca de cómo llevo estos momentos de práctica muchos días: como si no tuvieran importancia. Me imagino a mí mismo como que afecto poco a Su plan, al menos la mayor parte del tiempo. Pero si me tomo en serio esta lección, ¡puedo ser el instrumento que lleva la luz a quince mil mentes!

No intento echar la culpa a nadie, menos a mí mismo. Estoy intentando aumentar mi consciencia acerca del poder que Dios ha puesto en mis manos (o, mejor dicho, en mi mente). Hoy cada uno de nosotros que conecta con la verdad en nuestra mente, escuchando a la verdad, está haciendo que se eleve la consciencia de… iba a decir “de este planeta”, pero es mucho más que eso, es el despertar de la consciencia de Cristo en todo el universo. Esos cinco minutos, durante los cuales parece que no sucede nada, en los que puedes estar luchando con las distracciones de la mente, o que a veces parecen interminables mientras que tu ego te recuerda que “vuelvas a tu trabajo” o a lo que estabas haciendo (esos cinco minutos son una parte muy importante para la salvación del mundo).

Déjame aquietarme y escuchar la verdad. Hoy soy el mensajero de Dios. Mi voz es Suya para dar lo que recibo. (10:3-4)


AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-106-audios-mp3_rf_3923127_1.html



VIDEO Mich Gaymard: http://www.michelgaymard.com/site/leccion-106-libro-de-ejercicios-de-un-curso-de-milagros/

 

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