LECCIÓN 227
Éste es el instante santo de mi liberación.
1. Padre, hoy es el día en que me libero porque
mi voluntad es la Tuya. 2Pensé hacer otra voluntad. 3Sin
embargo, nada de lo que pensé aparte de Ti existe. 4Y
soy libre porque estaba equivocado y las ilusiones que abrigaba no afectaron
en modo alguno mi realidad. 5Ahora renuncio a ellas y las pongo a
los pies de la verdad, a fin de que sean para siempre borradas de mi mente. 6Éste
es el instante santo de mi liberación. 7Padre, sé que mi
voluntades una con la Tuya.
2. Y de esta manera, nos encontramos felizmente de
vuelta en el Cielo, del cual realmente jamás nos ausentamos. 2En
este día el Hijo de Dios abandona sus sueños. 3En este día el Hijo
de Dios regresa de nuevo a su hogar, liberado del pecado y revestido de
santidad, habiéndosele restituido finalmente su mente recta.
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 227
- 15 AGOSTO
“Éste es el
instante santo de mi liberación”
Instrucciones para la práctica
Ver las
instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del
Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.
Comentario
La
lección de hoy es otro recordatorio de que estos momentos de práctica son
instantes santos para nosotros. Por supuesto, no todos son una experiencia
espectacular de gozo que no pueda describirse. Recuerda que simplemente estar
dispuesto a concentrar tu mente en Dios puede considerarse un instante santo,
tanto si conscientemente sientes algo especial como si no. El poderoso instante
santo del que nació el Curso, fue sencillamente un instante en que Bill
Thetford dijo: “Tiene que haber otro camino”, y Helen contestó: “Yo te ayudaré
a encontrarlo”. El cambio mental de conectar con el propósito de Dios es lo que
verdaderamente cuenta. Si practicamos fielmente, llegará la experiencia directa
de la verdad de la que se habla en el Libro de Ejercicios, no por nuestros
propios esfuerzos, sino por la gracia de Dios, cuando estemos listos para
recibirla.
Considera
el efecto sobre nuestra mente de concentrarnos en la idea de hoy: “Éste es el instante santo de mi liberación”,
y luego sentarnos en silenciosa quietud, abrir nuestra mente y recibir todo lo
que se nos dé. Deberíamos entrar en cada uno de esos instantes con esperanza,
esperando oír lo que la Voz de Dios nos dirá.
Yo ya
soy libre, ahora, hoy. Mi pensamiento de separación no tuvo ningún efecto sobre
mi realidad, así que el aprisionamiento que me he imaginado nunca ocurrió.
“Nada de lo que pensé aparte de Ti existe” (1:3). ¡Qué maravilloso saber que
los pensamientos que yo creía separados de Dios no existen! ¡Qué sanador es
abandonarlos, ponerlos a los pies de la verdad, y dejar que sean “para siempre
borradas de mi mente”! (1:5). Éste es el proceso sanador del Curso: tomar cada
pensamiento que parece expresar una voluntad separada de la de Dios, y llevarlo
ante Su Presencia para que sea borrado de mi mente, con la garantía de Dios de
que no me ha afectado en nada. Yo sigo siendo Su Hijo.
Así es
como sana mi mente. Así es como vuelve la consciencia de mi Identidad a mí.
¿Qué es el perdón?
(Parte 7)
L.pII.1.4:1-3
“El
perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada” (4:1). Si podemos
entender esto, tendremos una idea clara de lo que verdaderamente es el perdón.
Las palabras “en cambio” se refieren a los dos párrafos anteriores que
describían un pensamiento que no perdona (especialmente al 3:1): “Un
pensamiento que no perdona hace muchas cosas”. El perdón, en cambio, no hace
nada. La falta de perdón es muy activa, intentando ansiosamente hacer que las
cosas encajen en su cuadro de la realidad; el perdón no hace nada. No se
apresura a interpretar o a intentar entender. Deja que las cosas sean como son.
Una vez
más fíjate en la importancia que se le da a la quietud y la tranquilidad. La
práctica del instante santo, al igual que la práctica del perdón, es la
práctica de estar tranquilo, de estar quieto, de no hacer nada. Nuestro
habitual estado mental es resultado del entrenamiento del ego, siempre activo y
trabajando constantemente. Necesitamos practicar
estar en quietud y no hacer nada. Se necesita mucha práctica para romper la
costumbre de la actividad frenética y para formar una costumbre nueva de estar
en silencio y quietud.
A menudo una trampa del ego de la que me doy
cuenta es que ¡intentará hacerme sentir culpable por estar en quietud y
silencio! Cuando intento dedicar diez minutos a sentarme en silencio y quietud,
mi ego inunda mi mente con pensamientos de lo que debería estar haciendo en ese
momento.
El
estado mental en el que el perdón tiene lugar es de simplemente dejar que la
realidad sea como es, sin juzgar nada. “No ofende ningún aspecto de la realidad
ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten” (4:2).
A mi ego le encanta eso de: “Yo tengo razón y ellos están equivocados”. O “Yo
soy bueno y ellos son malos”. O “yo soy mejor que ellos”. Incluso “yo no soy
como ellos”. Todos estos pensamientos comparten el mismo tema: “Yo soy
diferente de ellos y, por lo tanto, estoy separado de ellos”. Cualquier
pensamiento de esta clase está deformando la realidad, porque la realidad es
que todos somos lo mismo, somos iguales, somos uno. El perdón acalla tales
pensamientos y abandona todo esfuerzo de convertir a la realidad en una forma
“más deseable”.
“Simplemente
observa, espera y no juzga” (4:3). No niega lo que ve, pero no lo interpreta.
Espera que el Espíritu Santo le diga lo que significa. “Mi compañero está
teniendo una aventura amorosa”. El perdón observa, espera y no juzga. “Mi hijo
está enfermo”. El perdón observa, espera y no juzga. “Mi jefe acaba de
despedirme” El perdón observa, espera y no juzga. Somos muy rápidos en creer
que ¡sabemos lo que significan las cosas! Y nos equivocamos. No lo sabemos.
Saltamos a una conclusión basada en la separación, y tal conclusión no entiende
nada.
Cuando
tales acontecimientos terribles suceden en nuestra vida, lo mejor que podemos
hacer es: nada. Únicamente aquietar y acallar nuestra mente, y abrirnos a la
luz sanadora del Espíritu Santo. Buscar un instante santo. Que esto se
convierta en una costumbre en nuestra vida, y veremos el mundo de una manera
completamente diferente, y el Amor fluirá a través de nosotros para llevar
sanación a todas las situaciones, en lugar de hacer daño.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-227-audios-mp3_rf_4932959_1.html
VIDEO Mich Gaymard:
https://www.youtube.com/watch?v=Zbn55DP6IF0
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