2. ¿Qué es la salvación?
1. La salvación es la promesa que Dios te hizo de
que finalmente encontrarás el camino que conduce a Él. 2Y Él no puede dejar de cumplirla. 3Garantiza
que al tiempo le llegará su fin, al igual que a todos los pensamientos
que se originaron en él. 4La Palabra de Dios se le concede a toda
mente que cree tener pensamientos separados, a fin de reemplazar, esos
pensamientos de conflicto con el Pensamiento de la paz.
2. El Pensamiento de la paz le fue dado al Hijo en
el mismo instante en que su mente concibió el pensamiento de la guerra. 2Antes
de eso no había necesidad de ese Pensamiento, pues la paz se había otorgado sin
opuestos y simplemente era. 3Una mente dividida, no obstante, tiene
necesidad de curación. 4Y así, el Pensamiento que tiene el poder de
subsanar la división pasó a formar parte de cada fragmento de la mente que
seguía siendo una, pero no reconocía su unidad. 5Al no conocerse a sí misma, pensó que había
perdido su Identidad.
3. La salvación es un des-hacer en el sentido de
que no hace nada, al no apoyar el mundo de sueños y de malicia. 2De
esta manera, las ilusiones desaparecen. 3Al no prestarles apoyo,
deja que simplemente se conviertan en polvo. 4Y lo que ocultaban queda ahora revelado: un altar al
santo Nombre de Dios donde Su Palabra está escrita, con las ofrendas de tu
perdón depositadas ante él, y tras ellas, no mucho más allá,
el recuerdo de Dios.
4. Acudamos diariamente a este santo lugar y pasemos un rato juntos. 2Ahí
compartimos nuestro sueño final. 3Es éste un sueño en el que no hay
pesares, pues contiene un atisbo de toda la gloria que Dios nos ha dado. 4En
él se ve brotar la hierba, los árboles florecer y los pájaros hacer sus nidos
en su ramaje. 5La tierra nace de nuevo desde una nueva perspectiva. 6La
noche ya pasó, y ahora nos hemos unido en la luz.
5. Desde ahí le extendemos la salvación al mundo, pues ahí fue donde
la recibimos. 2El himno que llenos de júbilo entonamos le proclama al mundo que la libertad ha retornado, que al tiempo casi le ha
llegado su fin y que el Hijo de Dios tan sólo tiene que esperar un instante
antes de que su Padre sea recordado, los sueños hayan terminado, la eternidad
haya disuelto al mundo con su luz y el Cielo sea lo único que exista.
LECCIÓN 231
Padre, mi voluntad es únicamente recordarte.
1. ¿Qué puedo buscar, Padre,
sino Tu Amor? 2Tal vez crea que lo que busco es otra cosa; algo a
lo que le he dado muchos nombres. 3Mas lo único que busco, o jamás busqué, es Tu Amor. 4Pues no hay
nada más que jamás quisiera realmente encontrar. 5Quiero recordarte.
6¿ Qué otra cosa podría desear
sino la verdad acerca de mí mismo?
2. Ésa es tu voluntad, hermano mío. 2Y compartes esa voluntad conmigo así como con Aquel
que es nuestro Padre. 3Recordarlo a Él es el Cielo. 4Esto
es lo que buscamos. 5Y esto es
lo único que nos será dado hallar.
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 231 - 19 AGOSTO
“Padre, mi
voluntad es únicamente recordarte”
Instrucciones para la práctica
Ver las
instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del
Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.
Comentario
Esta
lección trata de nuestra voluntad. Cuando el Curso utiliza la palabra
“voluntad” en este sentido, está hablando de una parte fundamental y que nunca
cambia en nosotros, la meta constantemente fija de nuestro Ser. No se refiere a
nuestros deseos y caprichos, sino a nuestra voluntad.
Jesús nos habla directamente en el segundo párrafo y nos dice: “Ésa es tu
voluntad, hermano mío” (2:1). Es una voluntad que compartimos con Él, y también
con Dios nuestro Padre.
¿Cuál
es nuestra voluntad? Recordar a Dios, conocer Su Amor. Eso es todo. Cuando
empezamos a leer el Curso, no muchos de nosotros habría respondido a esta
pregunta: ¿Qué quieres conseguir en la vida? Con las palabras: “Recordar a Dios
y conocer Su Amor”. Muchos probablemente no sentimos que esas palabras se
refieran a nosotros incluso ahora. La lección reconoce que: “Tal vez crea que
lo que busco es otra cosa” (1:2).
¿Qué es
esa “otra cosa” que estás buscando? Podría ser salud o fama. Podría ser algún
tipo de seguridad mundana. Podría ser un romance amoroso. Podría ser sexo
ardiente. O pasarlo bien. O una tranquila vida familiar, según la tradición de
tu país. Lo hemos llamado de muchas maneras. Pensamos que lo que estamos buscando son estas cosas. Sin embargo,
no importa lo que podamos pensar, estas cosas no son lo que verdaderamente
queremos para nosotros. Todas son formas, formas que pensamos que nos darán
algo. No es la forma lo que verdaderamente estamos buscando, sino el contenido,
es lo que pensamos que estas cosas nos ofrecen.
¿Y qué
es eso? Paz interior. Satisfacción. Una sensación de estar completos y que nada
nos falta. Una sensación de ser valioso. Un conocimiento interno de que somos
buenos, amados y amorosos. Una sensación de pertenencia, de nuestra valía. A la
larga estas cosas proceden de recordar a Dios. Y de conocer Su Amor. Estas
cosas son algo que está dentro de nosotros, no fuera de nosotros. Únicamente
cuando recordemos la verdad acerca de nosotros mismos, únicamente cuando
recordemos nuestra unión con el Amor Mismo, encontraremos lo que estamos
buscando. Y descubriremos que nuestro Ser
es lo que siempre hemos estado buscando.
“Recordarlo
a Él es el Cielo. Esto es lo que buscamos. Y esto es lo único que nos será dado
hallar” (2:3-5). Esto es lo que buscamos. Recordar a Dios es lo único que realmente estoy buscando. Que
hoy, entonces, dedique el tiempo por la mañana y por la noche a recordarme a mí
mismo este hecho: “Padre, mi voluntad
es únicamente recordarte”. Que
cada hora me pare brevemente a recordárselo a mi mente. Y cada vez que descubra
que estoy pensando en “otra cosa”, que me corrija tiernamente a mí
mismo: Recordar a Dios es todo lo que yo quiero.
¿Qué es la salvación? (Parte 1)
L.pII.2.1:1-3
Para
empezar, ayuda entender que el Curso no le da a la palabra “salvación” el mismo
significado que la religión tradicional. Para la mayoría de nosotros,
“salvación” significa alguna forma de impedir el desastre del que se nos
“salva”. Del infierno, por ejemplo. De algún terrible castigo. De las
consecuencias de que hayamos obrado mal. La imagen que se usa a menudo en el
cristianismo tradicional es la de un hombre que se está ahogando a quien se le
echa un salvavidas. El Curso niega esta idea:
Tu Ser no necesita salvación, pero tu mente necesita aprender lo que
es la salvación. No se te salva de nada,
sino que se te salva para la gloria.
(T.11.IV.1:3-4)
En el
Curso, la salvación es un “salvavidas”, pero no en el mismo sentido. No nos
salva de la muerte, nos conserva en la vida. Es una garantía de que la muerte
nunca nos tocará: “La salvación es la promesa que Dios te hizo de que
finalmente encontrarás el camino que conduce a Él” (1:1). No estamos en peligro
de destrucción, nunca lo hemos estado, y nunca lo estaremos. La versión del
Curso de la salvación no cambia un desastre, impide que suceda el desastre.
Antes
del comienzo del tiempo, Dios hizo Su promesa que “Él no puede dejar de
cumplirla” (1:2). Esa promesa garantizó que al tiempo le llegaría su fin, y con
él a todos los líos que parecemos haber hecho en el tiempo, y que no tendrían
ningún efecto en absoluto. Garantizó que nunca podría ser más que una ilusión de separación y un sueño de sufrimiento y de muerte.
Prometió que el ego nunca podría ser real, que nunca podría haber una voluntad
diferente a la de Dios. Decidió el final en el mismísimo comienzo, y lo hizo
completamente seguro. Finalmente encontraremos el camino a Dios, porque Dios
prometió que así será.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
Introducción: http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-231a-audios-mp3_rf_4988460_1.html
Lección 231: http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-231b-audios-mp3_rf_4988591_1.html
VIDEO Mich Gaymard:
http://www.michelgaymard.com/site/leccion-231-padre-mi-voluntad-es-unicamente-recordarte/
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