LECCIÓN 235
Dios, en Su misericordia, dispone que yo me salve.
1. Tan sólo necesito contemplar todo aquello que parece herirme, y con
absoluta certeza decirme a mí mismo: "La Voluntad de Dios es que yo me
salve de esto", para que de inmediato lo vea desaparecer. 2Tan
sólo necesito tener presente que la Voluntad de mi Padre para mí es felicidad,
para darme cuenta de que lo único que se me ha dado es felicidad. 3Tan
sólo necesito recordar que el
Amor de Dios rodea a Su Hijo y mantiene su inocencia eternamente perfecta,
para estar seguro de que me he salvado y de que me encuentro para siempre a salvo en Sus Brazos. 4Yo soy el
Hijo que Él ama. 5Y me he salvado porque Dios en Su misericordia así lo
dispuso.
2. Padre, Tu Santidad es la
mía. 2Tu
Amor me creó e hizo que mi inocencia fuese parte de Ti para siempre. 3No hay
culpabilidad o pecado en mí, puesto que no los hay en Ti.
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 235
- 23 AGOSTO
“Dios, en Su
misericordia, dispone que yo me salve”
Instrucciones para la práctica
Ver las
instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del
Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.
Comentario
Si
miramos a nuestros propios pensamientos honestamente, podremos ver las muchas
maneras en que creemos lo contrario de la lección de hoy. Pensamos: “Dios, en
su enfado, dispone que yo sea castigado”. En algún lugar dentro de cada uno de
nosotros hay una voz negativa que nos dice que merecemos el sufrimiento que
tenemos, o que la felicidad que tenemos puede desaparecer porque no nos la
merecemos.
A
aquellos que tienen una lista de todas sus quejas acerca del mundo y del modo
en que los trata injustamente, el Curso tiene un consejo definitivo: “¡Abandona
esos pensamientos tan necios!” (M.15.3:1). Tengo el poder de deshacer todas
esas cosas. Todo lo que tengo que hacer es asegurarme a mí mismo: “La Voluntad
de Dios es que yo me salve de esto” (1:1). Dios no quiere mi sufrimiento, ni mi
tristeza, ni mi soledad. Cambiando la manera en que pienso de todo esto, puedo
cambiar al mundo.
Pensamos
que es el mundo el que nos causa nuestro sufrimiento y tristeza, el Curso nos
enseña justo lo contrario. Nuestra creencia en el Dios de la ira es lo que nos
trae el sufrimiento, nuestra creencia en Su misericordia y Su Amor puede
transformar nuestra vida. Lo que necesita cambiar no es el mundo externo, sino
lo que hay dentro de mi mente. Que hoy recuerde, Padre, que “me he salvado y
que me encuentro para siempre a salvo en Tus Brazos” (L.235.1:3). Que el
pensamiento de que Tú quieres mi felicidad llene hoy mi mente. Si Tú eres Amor,
si Tú me amas, ¿qué más puedo querer?
¿Qué es la salvación? (Parte 5)
L.pII.2.3:1-3
La salvación es un des-hacer en el sentido de que no hace nada, al no
apoyar el mundo de sueños y de malicia. De esta manera, las ilusiones
desaparecen. (3:1-2)
Tomar
parte en la salvación no es añadir una nueva actividad, sino abandonar nuestra
antigua tragedia de sueños de maldad. Salvarse es dejar de apoyar nuestras ilusiones, dejar de añadirle leña al fuego
de la ira, del ataque y de la culpa, que ha arrasado nuestra mente durante
miles de años. La salvación no consiste en hacer, sino en no hacer. Es poner
fin a nuestra resistencia para que el amor fluya sin obstáculos, tanto el Amor
de Dios a nosotros como el nuestro a Dios y a nuestros hermanos. La salvación
significa que dejamos de inventarnos excusas para no amar. Significa que
dejamos de inventar razones de que no nos lo merecemos.
“El ego
no tiene realmente ningún poder para distraerte a menos que tú se lo confieras”
(T.8.I.2:1). El único poder que el ego tiene es el que nosotros le damos y
utiliza nuestro propio poder contra nosotros. Todas las ilusiones del ego están
alimentadas por nuestra inversión en ellas (por creer en ellas). Cuando le
retiramos ese poder y dejamos de apoyar las ilusiones del ego, “deja que simplemente
se conviertan en polvo” (3:3). ¿Cómo se deshace el ego? Por nuestra decisión de
ya no apoyarlo nunca más.
El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está
haciendo todo esto a sí mismo. (T.27.VIII.10:1)
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-235-audios-mp3_rf_5038857_1.html
VIDEO Mich Gaymard:
http://www.michelgaymard.com/site/leccion-235-dios-en-su-misericordia-dispone-que-yo-me-salve/
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