LECCIÓN 238
La salvación depende de mi decisión.
1. Padre, Tu confianza en mí
ha sido tan grande que debo ser digno de ella. 2Tú me creaste
y me conoces tal como soy. 3Y aun así, pusiste en mis manos la salvación de Tu
Hijo y dejaste que dependiera de mi decisión. 4¡Cuán grande
debe ser Tu amor por mí! 5Y mi santidad debe ser
asimismo inexpugnable para que hayas puesto a Tu Hijo en mis manos con la
certeza de que Aquel que es parte de Ti, y también de mí, puesto que es mi Ser,
está a salvo.
2. Y así, hoy volvemos a hacer otra pausa para pensar en lo mucho que nos
ama nuestro Padre. 2Y cuán querido sigue siendo para Él Su Hijo,
quien fue creado por Su Amor y en quien el Amor de Su Padre alcanza su
plenitud.
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 238
- 26 AGOSTO
“La
salvación depende de mi decisión”
Instrucciones para la práctica
Ver las
instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del
Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.
Comentario
En la
Lección 236 vi que sólo yo gobierno mi mente. Dios me creó libre para elegir
escuchar Su Voz, o no escucharla. Así pues, la salvación depende de mi
decisión. El mensaje de la lección de hoy es ése, y si esto es verdad, Dios
tiene que tener toda Su confianza en mí. A la humanidad se la describe normalmente
como débil, llena de dudas, o completamente rebelde. Pecadores y no dignos de
confianza en absoluto. Pero si Dios puso en mis manos la salvación de Su Hijo y
dejó que dependiera de mi decisión (1:3), esa oscura imagen no puede ser la
verdad. Si yo no fuera de fiar, si la humanidad fuera tan poco de fiable, Dios
nunca habría puesto tan enorme confianza en nosotros. Por lo tanto, “debo ser digno” (1:1). ¡Cuán grande debe
ser Tu amor por mí! Y mi santidad debe ser asimismo inexpugnable para que hayas
puesto a Tu Hijo en mis manos con la certeza de que Aquel que es parte de Ti y
también de mí, puesto que es mi Ser, está a salvo (1:4-5). En resumen: Si Dios
confía en mí, yo debo merecerme esa confianza.
No es
únicamente mi salvación la que depende de mi decisión: “toda la salvación”
depende de ella, porque la Filiación es una. Si una parte permanece separada y
sola, la Filiación está incompleta. Sin embargo, Dios ha “puesto a Su Hijo en
mis manos con la certeza de que está a salvo” (1:5). Si Dios está seguro de que
el Hijo está seguro en mis manos, Él debe saber algo acerca de mí que yo he
olvidado. Él me conoce tal como soy (1:2), y no como yo he llegado a creer que
soy. La confianza que Él muestra es sorprendente, porque el Hijo no sólo es Su
creación sino que además “es parte de” Él (1:5). Dios me ha confiado parte de
Su mismo Ser a mi cuidado con la confianza de que mi decisión será: elegir
unirme a Su Amor y a Su Voluntad libremente y por mi propia voluntad. Él sabe
que al final eso será lo que elegiré y que no puedo elegir otra cosa, pues Él
me creó como una extensión de Su propio Amor.
Que hoy
elija a menudo pensar en cuánto me ama Dios, cuánto ama a Su Hijo, y como el
Amor de Dios a Su Hijo está demostrado al confiar toda la salvación a mi
decisión. Que descanse seguro de que el resultado es tan seguro como Dios. Que
confíe en la confianza de Dios en mí.
¿Qué es la salvación? (Parte 8)
L.pII.2.4:2-5
Cuando
acudimos diariamente a este santo lugar, echamos una pequeña ojeada al mundo
real, “nuestro sueño final” (4:2). En el instante santo vemos con la visión de
Cristo, en la que no hay sufrimiento. Se nos permite tener “un atisbo de toda
la gloria que Dios nos ha dado” (4:3). El propósito del Curso es que vengamos
al lugar donde obtenemos esta visión y la llevamos con nosotros siempre, el
lugar donde nuestra mente cambia de tal manera que vemos sólo el mundo real, y
vivimos la vida como un instante santo continuo y eterno. Ese momento puede
parecer muy lejos de mí, pero está mucho más cerca de lo que creo, y en el
instante santo lo siento como ahora.
Venir repetidamente al instante santo, sumergir nuestra mente en la visión del
mundo real, es la manera en que este mundo se convierte en la única realidad
para nosotros, el sueño final antes de despertar.
En este
sueño feliz, “La tierra nace de nuevo desde una nueva perspectiva” (4:5). Las
imágenes de brotar la hierba, los árboles florecer y los pájaros hacer sus
nidos en su ramaje, nos hablan de la primavera, del renacer después de un largo
invierno. Las imágenes representan la nueva visión del mundo, en el que nuestra
oscuridad espiritual ha desaparecido, y todas las cosas vivas están unidas en
la luz de Dios. Ahora pasamos de largo las ilusiones, más allá de ellas con
paso más firme y más seguro, una visión de eterna santidad y de paz. Vemos y
respondemos a “la necesidad de cada corazón, al llamamiento de cada mente, a la
esperanza que se encuentra más allá de toda desesperación, al amor que el
ataque quisiera ocultar y a la hermandad que el odio ha intentado quebrantar,
pero que aún sigue siendo tal como Dios la creó” (L.185.14:1).
Aquí,
en la visión del mundo real, oímos “la llamada cuyo eco resuena más allá de
cada aparente invocación a la muerte, la llamada cuyo canto se oye tras cada
ataque asesino, suplicando que el amor restaure el mundo moribundo”
(T.31.I.10:3). Vemos que el único propósito del mundo es el perdón. “¡Qué bello
es el mundo cuyo propósito es perdonar al Hijo de Dios!” (T.29.VI.6:1).
¡Qué bello es caminar, limpio, redimido y feliz, por un mundo que
tanta necesidad tiene de la redención que tu inocencia vierte sobre él!
(T.23.In.6:5)
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-238-audios-mp3_rf_5310470_1.html
VIDEO Mich Gaymard:
http://www.michelgaymard.com/site/leccion-238-la-salvacion-depende-de-mi-decision/
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