LECCIÓN 246
Amar a mi Padre es amar a Su Hijo.
1. Que no piense que puedo encontrar el camino a Dios
si abrigo odio en mi corazón. 2Que no piense que puedo conocer a mi
Padre o a mi ser, si trato de hacerle daño al Hijo de Dios. 3Que no
deje de reconocerme a mí mismo, y siga creyendo que mi conciencia puede abarcar
lo que mi Padre es o que mi mente puede concebir todo el amor que Él me profesa
y el que yo le profeso a Él.
2. Aceptaré seguir el camino que Tú elijas para
que yo venga a Ti, Padre mío. 2Y
no podré por menos que triunfar porque así lo dispone Tu Voluntad. 3Y reconoceré
que lo que Tu Voluntad dispone, y sólo eso, es lo que la mía dispone también. 4Por
lo tanto, elijo amar a Tu Hijo. 5Amén.
--------------------------------Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 246
- 3 SETIEMBRE
“Amar a mi
Padre es amar a Su Hijo”
Instrucciones para la práctica
Ver las
instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del
Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.
Comentario
No
podemos amar a Dios Sin amar lo que Él creó. El apóstol Juan, en sus epístolas,
dijo lo mismo que la lección de hoy:
Si alguno dice: “Amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un
mentiroso; pues quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a
quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame
también a su hermano. (1Juan 4:20-21)
En el
Curso el “Hijo de Dios” se refiere no sólo a Jesús o a nuestros hermanos, se
refiere también a nosotros mismos. La medida de la calidad de la relación que
tenemos con Dios es las relaciones
que tenemos con los que nos rodean y con nosotros mismos. El amor a nuestros
hermanos refleja el amor que tenemos a Dios. “Que no piense que puedo encontrar
el camino a Dios si abrigo odio en mi corazón” (1:1). Si de algún modo le deseo
el mal a mi hermano, no puedo conocer a Dios, ni siquiera puedo conocer a mi
Ser (1:2). Y si en mi mente estoy despreciándome a mí mismo, que soy el mismísimo Hijo de Dios, no podré conocer el
Amor de Dios por mí, ni el mío por Él (1:3).
El ego
es un pensamiento de ataque, cree que ha atacado a Dios y que ha ganado. Y
además ve esa lucha reflejada en todos los que nos rodean, y proyecta su miedo
y su ataque sobre todas las cosas, a menudo con disfraces astutos, algunos
incluso llevan el nombre de “amor”.
Que
esté abierto a descubrir los “pedacitos” de odio que todavía hay en mi corazón,
especialmente aquellos dirigidos contra mí mismo. Hay más de los que me
gustaría creer. El Texto me enseña que dejar al descubierto el odio dentro de
mí es “importantísimo” (T.13.III.1:1). Me enseña que: “debes darte cuenta de
que tu odio se encuentra en tu mente y no fuera de ella antes de que puedas
liberarte de él” (T.12.III.7:10). Los restos de odio a los que me aferro deben
verse como lo que son, y elegir en contra de ellos. Con un acto consciente de
mi voluntad necesito decir: “elijo amar a Tu Hijo” (2:4). La elección a favor
del amor es la elección a favor de Dios y la elección a favor de mi Ser.
¿Qué es el mundo?
(Parte 6)
L.pII.3.3:3-5
Los
“mecanismos de la ilusión” son los que hacen que este mundo parezca tan real.
Incluyen nuestros ojos y oídos, y todos nuestros sentidos físicos
Los ojos del cuerpo ven únicamente formas. No pueden ver más allá de
aquello para cuya contemplación fueron fabricados. Y fueron fabricados
para fijarse en los errores y no ver más allá de ellos. (T.22.III.5:3-5)
Cuando
vemos las cosas a través de los ojos del ego, las ilusiones parecen sólidas, la
separación del ego parece la verdad (3:4). Para ver con la visión de Cristo,
para ver la unidad en lugar de la separación, necesitamos estar dispuestos a
pasar por alto lo que nuestros ojos nos están mostrando porque “fueron fabricados
para fijarse en los errores”. “No informan más que de ilusiones, las cuales se
mantienen separadas de la verdad” (3:5). El milagro nos permite ver lo que los
ojos no ven, eleva nuestra percepción al reino espiritual, lejos de lo físico
(ver T.1.I.22, y T.1.I.32).
Necesitamos
estar dispuestos a dudar de lo que nuestros sentidos parecen hacer real, y
estar dispuestos a percibir con una visión diferente, algo completamente
diferente. Hemos sido víctimas de una campaña de propaganda muy astuta y con
mucho éxito: de información falsa dirigida por el ego. Necesitamos darnos
cuenta de que no podemos confiar en nada de lo que hemos creído que era verdad
y en lo que hemos creído que era la sólida realidad, tenemos que dudar de todo
ello. Hemos estado rodeados de una conspiración de mentiras, procedentes de
nuestra propia mente. Hemos dirigido nuestros sentidos de manera equivocada
hasta que nos hemos dado cuenta de lo que estábamos haciendo, pero hoy podemos
dirigirlos de otra manera. Podemos elegir buscar pruebas del amor, en lugar del
odio; buscar pruebas de la paz, en lugar del ataque. Podemos decir:
Por encima de todo quiero ver las cosas de otra manera. (L.28, título)
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-246-audios-mp3_rf_5333742_1.html
VIDEO Mich Gaymard:
http://www.michelgaymard.com/site/leccion-246-amar-a-mi-padre-es-amar-a-su-hijo/
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