LECCIÓN 247
Sin el perdón aún estaría ciego.
1. El
pecado es el símbolo del ataque. 2Si lo veo en alguna parte,
sufriré. 3Pues el perdón es el único medio por el que puedo alcanzar
la visión de Cristo. 4Permítaseme aceptar que lo que Su visión me muestra
es la simple verdad y sanaré completamente. 5Ven hermano, déjame
contemplarte. 6Tu hermosura es el reflejo de la mía. 7Tu
impecabilidad, la mía propia. 8Has sido perdonado, y yo junto
contigo.
2. Así es como quiero vera todo el mundo hoy. 2Mis
hermanos son Tus Hijos. 3Tu Paternidad los creó y me los confió como parte de Ti, así como de mi propio Ser. 4Hoy Te honro a través
de ellos, y así espero en este día poder reconocer mi Ser.
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 247
- 4 SETIEMBRE
“Sin el
perdón aún estaría ciego”
Instrucciones para la práctica
Ver las
instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del
Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.
Comentario
En
realidad, toda falta de perdón es a mí mismo. Hoy estoy viendo una forma más
astuta de falta de perdón. Quizá estoy dispuesto a admitir que mis sentimientos
no amorosos y desgraciados se deben a mi propia voluntad y elección en el pasado. Si de verdad miro a mi ego
sin juzgarlo, podré reconocer que me estoy sintiendo ahora sin amor y sin
felicidad porque estoy eligiendo estos
sentimientos ahora, en este momento.
Si no puedo hacer eso, todavía estoy escuchando a la voz de la culpa.
Durante
un instante, el pecado y la Expiación (corrección) deben ponerse juntos sobre
el altar de tu mente en paz. La culpa debe traerse al ahora para que sea
sanada.
Si
evito mirar a mi identificación con el ego en este momento, si evito mirar a mi
culpa ahora, entonces me estoy cegando a mí mismo. Debido al perfecto poder de
mi mente, evitar mirar al ego en este momento significa que nunca lo veo en el
momento presente. Voy tropezando por la vida ciego a mi ego en el momento
presente. Siempre me pilla sin estar vigilante. Una y otra vez el ego me pone
la zancadilla, y tropiezo y caigo, diciendo como un tonto: “¡Oh, eso debe haber
sido mi ego!”
Para
decirle “Sí” a Dios, tengo que reconocer que en este momento estoy diciendo
“No”. “"Sí" tiene que significar "que no has dicho no"”
(T.21.VII.12:4). Lo más importante no es decir “sí” sino darme cuenta de que
estoy diciendo “no”. Cuando me dé cuenta de ello, dejaré de hacerlo. Y cuando
abandono mi “no”, me doy cuenta de la paz que siempre ha estado ahí. Decirle
“no” al “no”, negar la negación, es la manera de decir “sí”. Pero no puedo
decirle “no” al “no” hasta que me dé cuenta de que estoy diciendo “no”.
Una
prueba que no falla de que no he admitido mi culpa es que todavía la estoy
proyectando sobre otros. Todavía estoy inventando excusas para mí mismo,
todavía estoy hablando de mis debilidades, sintiendo que “nunca lo conseguiré”.
O me empeñaré en que otros admitan su responsabilidad por la situación de la
relación. Si alguien intenta hacerme ver mi responsabilidad de las cosas, me
siento atacado, aunque lo hagan con verdadero amor. Diré cosas como: “No me di
cuenta de lo que estaba haciendo”, o “En aquel momento no me di cuenta de que
te estaba atacando”. Seguiré sintiendo que, aunque yo haya actuado desde mi
ego, tú también lo has hecho, y también podías admitirlo.
“No era
consciente” o “No me di cuenta de lo que estaba haciendo” ¡no es una excusa! Si
no me doy cuenta, sólo hay una razón: yo estaba eligiendo no darme cuenta. Me
he creado el hábito de negarme a ver mi culpa en el presente, y por eso, en
cada momento presente vivo sin darme cuenta de mis pensamientos de ego.
El terror
a mirar a mi ego ahora es tan grande que en el momento en que empiezo a darme
cuenta quiero proyectar mi ego al pasado, alejarlo y negar que ahora estoy
identificado con él. Pero la sanación tiene lugar únicamente en el presente, en
el ahora. El horror del ego, el deseo de separarme y de asesinar a mi hermano
debe verse en el ahora para que sea
sanado. Cuando lo permito, la sanación siempre tiene lugar. Traída al presente,
la culpa encuentra al Espíritu Santo y a la Expiación, pues ése es el único tiempo
y lugar. La Expiación vive y eso es todo lo que vive en el presente. La culpa
está aquí y luego ha desaparecido de la existencia. La culpa no puede existir
en presencia de la Expiación, tal como la oscuridad no puede existir en la luz.
Si no
veo inocencia en mis hermanos, estoy
escondiendo la culpa en mí mismo. No hay culpa sino la mía propia. Y cuando me
dé cuenta de ello, no habrá culpa en absoluto.
¿Qué es el mundo?
(Parte 7)
L.pII.3.4:1-2
Aunque
nuestra vista se hizo para alejarnos de la verdad, “puede asimismo tener otro
propósito” (4:1). El propósito que el ego tiene para lo que vemos puede ser
sustituido por un nuevo propósito, el del Espíritu Santo. “Hemos aprendido, no
obstante, que el Espíritu Santo tiene otro uso para todas las ilusiones que tú
has forjado, y, por lo tanto, ve en ellas otro propósito” (L.64.2:2). “El
Espíritu Santo te enseña a usar lo que el ego ha fabricado a fin de enseñarte
lo opuesto a lo que el ego ha ‘aprendido’” (T.7.IV.3:3). Así pues el Espíritu
Santo nos enseña a usar nuestros ojos y oídos para ver la unidad y la Presencia
de Dios en todo, en lugar de la separación y la ausencia de Dios.
Todo sonido se convierte en la llamada de Dios, y Aquel a quien Dios
designó como el Salvador del mundo puede conferirle a toda percepción un nuevo
propósito. (4:2)
Lo
dicho al principio podría hacernos pensar que, puesto que nuestros ojos se
hicieron para ver el error, ahora no nos sirven para nada. Pero el Espíritu
Santo usará todo lo que el ego ha hecho. Él utiliza el cuerpo como un
instrumento de comunicación. Él utiliza nuestras relaciones especiales para
enseñarnos el perdón, el amor y la unión. Él utiliza nuestra capacidad de
aprender (hecha para aprender el error) para enseñarnos la verdad. Él utiliza
todo el mundo como un aula de aprendizaje del perdón y como un reflejo del
Cielo. No hay nada que el ego haya inventado que no pueda ser usado por el
Espíritu Santo. Así que al final, no hay pérdida en absoluto, porque todas las
energías del ego han sido “recicladas” o transformadas por el Espíritu Santo
para Su propósito.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-247-audios-mp3_rf_5334030_1.html
VIDEO Mich Gaymard:
http://www.michelgaymard.com/site/leccion-247-sin-el-perdon-aun-estaria-ciego/
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