LECCIÓN 297
El perdón es el único regalo que doy.
1. El perdón es el único regalo que doy, ya que es el
único regalo que deseo. 2Y todo
lo que doy, es a mí mismo a quien se lo doy. 3Ésta es la sencilla
fórmula de la salvación. 4Y yo, que quiero salvarme, la adoptaré,
para regir mi vida por ella en un mundo que tiene necesidad de salvación y que
se salvará al aceptar yo la Expiación para mí mismo.
2. Padre, ¡cuán certeros son Tus caminos; cuán
seguro su desenlace final y cuán fielmente se ha trazado y logrado cada paso de
mi salvación mediante Tu Gracia! 2Gracias a Ti por Tus eternos regalos, y
gracias a Ti también por mi Identidad.
--------------------------------
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 297 - 24 OCTUBRE
“El perdón es el único
regalo que doy”
Instrucciones
para la práctica
Ver las instrucciones para
la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o
en la Tarjeta de Práctica de este
libro.
Comentario
¿Qué quiero tener? Sea lo
que sea, darlo es el modo de tenerlo. Y cuanto más avanzo, más me doy cuenta de
que “El perdón es el único regalo que… deseo”
(1:1).
¿Qué
puedo querer sino liberarme de la carga del juicio a mí mismo? ¿Qué puedo
querer fuera de esto? Liberarme del juicio a mí mismo es reconocer mi
perfección y que nada me falta, tal como Dios me creó. Es reconocer que nada de
lo que he hecho, pensado o dicho, ha disminuido lo más mínimo mi valía y
hermosura a la vista de Dios.
Si esto
es lo que quiero, voy a darlo hoy, porque “Todo lo que doy, es a mí mismo a
quien se lo doy” (1:2). Voy a extender este reconocimiento a todos con los que
me encuentre hoy: que nada de lo que han hecho, pensado o dicho, ha disminuido
lo más mínimo su valía y hermosura a mi vista.
Cada
paso de mi salvación ya se ha dado (2:1). No se ha pasado nada por alto. No hay
razón para estar inquieto o ansioso, preocupado acerca de si lo conseguiré o
cuándo lo conseguiré. Lo conseguiré. Sí, lo haré. Eso es todo lo que necesito
saber. Ya se ha logrado, y puedo hacer este viaje ilusorio (imaginario) en paz,
sabiendo que en la realidad ya se ha acabado.
¿Qué
es el mundo real? (Parte 7)
L.pII.8.4:1
El mundo real es el símbolo de que al sueño de pecado y culpabilidad
le ha llegado su fin y de que el Hijo de Dios ha despertado. (L.pII.8.4:1)
El mundo
que ve una mente que está en paz, que se ha perdonado a sí misma, es un
símbolo. Un símbolo representa algo, no es la cosa en sí, pero es algo que lo
indica hace que te lo imagines. ¿Qué representa el mundo real? Que “al sueño de
pecado y culpabilidad le ha llegado su fin y de que el Hijo de Dios ha despertado”
(4:1).
El mundo
real es un símbolo que nos dice que nuestro sueño de pecado y culpa ya se ha
terminado y que ya nos hemos despertado. Ver el mundo real es una señal para
nosotros de que lo que la percepción ve es sólo un sueño, y de que hay una
realidad superior más allá del sueño. Cuando no veamos nada que condenar, esa
visión nos habla de una realidad superior. Cuando únicamente veamos seguridad,
amor y dicha rodeándonos, sin ningún peligro que nos aceche por ningún sitio,
esa percepción nos está comunicando que no somos este cuerpo y que la vida no
tiene un final. Nos está diciendo que sólo el amor es real, y que el miedo no
existe. Dentro de la ilusión de la percepción, estamos viendo algo que habla de
una realidad eterna. Lo que vemos nos recuerda que no somos el sueño. Nuestra
mente ya está despierta porque:
Dios sólo crea mentes despiertas. Él no duerme, y Sus creaciones no
pueden poseer algo que Él no les confiera, ni dar lugar a condiciones que Él no
comparte con ellas. (L.167.8:1-2)
La mente sólo existe
despierta, porque Dios la creó despierta. Lo que Él crea no puede estar dormido
si Él no nos dio ese sueño. Tampoco podemos hacernos dormir a nosotros mismos.
Por lo tanto, tenemos que estar despiertos ya. Esto es lo que el mundo real
representa para nosotros. Dentro de la ilusión nos habla de nuestra realidad
eterna. Dentro del mundo, la percepción de este símbolo es nuestro único
propósito. Cualquier otro propósito pertenece a este mundo. Nuestro destino
final está más allá de este mundo.
Pero aunque es nuestro destino final, lo que está más allá de la percepción no
es asunto nuestro ahora. Nuestra
tarea está en el reino de la percepción: “La
percepción tiene que ser corregida antes de que puedas llegar a saber nada”
(T.3.III.1:2). “De lo que más necesidad tienes es de aprender
a percibir, pues no entiendes nada” (T.11.VIII.3:5).
Estamos dedicados al proceso
de permitir que nuestras percepciones sean corregidas, que es lo que hace el
perdón. Cuando hagamos esto, veremos el mundo real con más claridad y con más
frecuencia, hasta que sea todo lo que veamos. Y entonces nuestra tarea está
hecha, y Dios me tenderá la mano y me llevará al hogar.
Con todo, el perdón es el medio por el cual reconoceré mi inocencia.
Es el reflejo del Amor de Dios en la tierra. Y me llevará tan cerca del Cielo
que el Amor de Dios podrá tenderme la mano y elevarme hasta Él. (L.60.1:4-6)
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-297-audios-mp3_rf_8491871_1.html
VIDEO Mich Gaymard:
https://www.youtube.com/watch?v=ASPonGw9_8A
No hay comentarios:
Publicar un comentario