LECCIÓN 308
Este instante es el único tiempo que existe.
1. El concepto que yo he forjado del tiempo impide el
logro de mi objetivo. 2Si elijo
ir más allá del tiempo hasta la intemporalidad, tengo que cambiar mi percepción
acerca del propósito del tiempo. 3Pues su propósito no puede ser que
el pasado y el futuro sean uno. 4El único intervalo en el que puedo
librarme del tiempo es ahora mismo. 5Pues en este instante el perdón
ha venido a liberarme. 6Cristo nace en el ahora, sin pasado ni
futuro. 7Él ha venido a dar la bendición del presente al mundo,
restaurándolo a la intemporalidad y al amor. 8Y el amor está siempre
presente, aquí y ahora.
2. Gracias por este instante, Padre. 2Ahora
es cuando soy redimido. 3Este instante es el momento que señalaste
para la liberación de Tu Hijo y para la salvación del mundo en él.
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 308 - 4 NOVIEMBRE
“Este instante
es el único
tiempo que existe”
Instrucciones
para la práctica
Ver las instrucciones para
la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o
en la Tarjeta de Práctica de este
libro.
Comentario
La manera del Curso de
considerar al tiempo va en contra de nuestra manera de pensar. El tiempo es una
ilusión. Realmente no fluye desde el pasado a través del presente al futuro.
Todo lo que existe es ahora. El pasado y el futuro no existen en realidad, sólo
en nuestra mente. Una de las claves para “ir
más allá del tiempo hasta la intemporalidad” (1:2) es aprender a sentir el
ahora como el único tiempo que existe. Esto es un modo de describir lo que el
Curso llama “el instante santo”. (La enseñanza que está debajo de esta corta
lección puede encontrarse leyendo “Los Dos Usos del Tiempo” (T.15.I.). Lee
especialmente los párrafos 8 y 9 respecto a practicar el instante santo.
“El único intervalo en el que puedo librarme del tiempo es ahora mismo”
(1:4). Piensa en ello. ¿Qué otro tiempo has sentido excepto el ahora? No puedes
salvarte del tiempo ayer, y nunca sientes el mañana. El ahora es el único
tiempo en el que puedes tener esta experiencia de salvarte del tiempo, esta
experiencia de perdón. El perdón deja que el pasado se vaya y se concentra en
la bendición del presente. Así pues, justo ahora, en este mismo instante,
puedes entrar en el instante santo. Puedes hacerlo en cualquier instante, y
puede ser este mismo instante si quieres recibirlo. Sólo durante este instante,
olvida el pasado. Responde al ahora únicamente. Olvida incluso hace cinco
segundos, lo que alguien ha dicho, lo que tú has sentido. Sólo quédate en el
ahora.
El Curso
nos aconseja que practiquemos esto. Pienso que quiere decir práctica en los dos
sentidos de la palabra: primero, que el instante santo tiene que aplicarse, o
usarse. Segundo, el instante santo tiene que ensayarse. Incluso se nos aconseja
“practicar el mecanismo del instante santo”
(T.15.II.5:4). El autor parece muy consciente de que no lo lograremos la
primera vez, o quizá no durante un cierto tiempo. Por eso nos aconseja que
practiquemos su mecanismo, que sigamos todos los pasos, por así decirlo, hasta
que un día la experiencia nos tome. En otras palabras, que lo ensayemos. Las
mejores instrucciones para ensayarlo están en la Sección I del Capítulo 15,
párrafo 9, del Texto.
Por lo
menos, tomar un corto tiempo por la mañana y por la noche para pensar en este
momento como todo el tiempo que existe, es un ejercicio maravilloso. Me produce
una profunda sensación de paz cuando me permito a mí mismo reconocer que nada
del pasado me puede afectar aquí, que he sido perdonado de toda culpa que pueda
sentir por el pasado, y mis hermanos han sido perdonados junto conmigo. Y
tampoco puede afectarme nada del futuro. Puedo estar simplemente en este
instante, libre de culpa y libre de miedo. No existe el pasado. No existe el
futuro. Únicamente existe el ahora, y en este instante el amor está siempre
presente, aquí y ahora.
Gracias por
este instante, Padre. Ahora es cuando soy redimido. Este instante es el momento
que señalaste para la liberación de Tu Hijo y para la salvación del mundo en
él. (2:1-3)
¿Qué
es el Segundo Advenimiento? (Parte 8)
L.pII.9.
4:3-4
A todo el mundo del pasado,
del presente y del futuro “se les libera
igualmente de lo que hicieron” (4:2). El Segundo Advenimiento es “estar dispuesto a dejar que el perdón descanse
sobre todas las cosas sin excepción y sin reservas” (1:3). Las palabras “En
esta igualdad…” se refieren a la igualdad del perdón, esa igualdad de la
liberación de la culpa y de la condena.
“En esta igualdad se reinstaura a Cristo como una sola Identidad, en la
Cual los Hijos de Dios reconocen que todos ellos son uno solo” (4:3). Podemos
decir que queremos la unidad, pero ¿queremos los medios para la unidad? Hay una sección del Texto que habla del
hecho de que fingimos que queremos un objetivo determinado, pero rechazamos los
medios para alcanzar ese objetivo. Dice que si dudamos acerca de los medios,
eso demuestra realmente que tenemos miedo del objetivo. Podemos decir que
queremos la unidad y, sin embargo, dudamos a la hora de ofrecer el perdón
completo, podemos quejarnos de que el perdón total es muy difícil, que es pedir
demasiado. Según este fragmento, el verdadero problema es que tenemos miedo de
la unidad que el perdón traería:
Para alcanzar el objetivo, el Espíritu Santo pide en verdad muy poco. Y pide igualmente poco para proporcionar los
medios. Los medios son secundarios con respecto al objetivo. Cuando dudas, es
porque el propósito te atemoriza, no los medios. Recuerda esto, pues, de lo
contrario, cometerás el error de creer que los medios son difíciles.
(T.20.VII.3:1-5)
¿Estoy
dispuesto a reconocer que soy uno con “esa persona” de mi vida? Si tengo un
problema de perdón no es porque el perdón es demasiado difícil, es porque no
quiero la unidad que traería.
Pregunta únicamente: "¿Deseo realmente verlo como alguien incapaz
de pecar?" Y al preguntar esto, no te olvides de que en el hecho de que él
es incapaz de pecar radica tu liberación del miedo. (T.20.VII.9:2-3)
Cada vez que alcanzo ese
deseo, el Segundo Advenimiento se acerca más.
“Y Dios el Padre le sonríe a Su Hijo, Su única creación y Su única dicha”
(4:4). Cuando deseamos vernos unos a otros como inocentes, y reconocer nuestra
unidad, Dios el Padre una vez más mira a Su Hijo y sonríe. Somos Su única
creación y Su única dicha, y sólo cuando abandonamos los obstáculos del
“pecado” y de la “culpa”, y nos perdonamos unos a otros, es cuando se ve la
unidad, y la alegría del Padre se expresa en nosotros y a través de nosotros.
VIDEO Mich Gaymard:
https://www.youtube.com/watch?v=J0QoHIERLkU
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