LECCIÓN 320
Mi Padre me da todo poder.
1. El Hijo de Dios no tiene límites. 2Su
fuerza es ilimitada, así como su paz, su júbilo, y todos los atributos con los
que su Padre lo dotó en su creación. 3Lo que dispone con su Creador y Redentor se hace. 4Lo que su
santa voluntad dispone jamás puede ser negado porque su Padre refulge en su
mente, y deposita ante ella toda la fuerza y amor de la tierra y del Cielo. 5Yo
soy aquel a quien todo esto se le da. 6Yo soy aquel en quien reside
el poder de la Voluntad del Padre.
2. Tu Voluntad puede hacer
cualquier cosa en mí y luego extenderse a todo el mundo a través de mí. 2Tu Voluntad no
tiene límites. 3Por lo tanto, a Tu Hijo se le ha dado todo poder.
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 320 - 16 NOVIEMBRE
“Mi Padre me da todo poder”
Instrucciones
para la práctica
Ver las instrucciones para
la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o
en la Tarjeta de Práctica de este
libro.
Comentario
Aquellos de nosotros que no
han estudiado la Biblia, o los Evangelios en concreto, puede que no reconozcan
estas palabras como parecidas a las que dijo Jesús poco después de la
resurrección: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra” (Mateo
28:18). Me parece significativo que el Curso ponga estas palabras en nuestra boca. Es una indicación del
plano de igualdad con Jesús en que nos pone. Él no era algo diferente a
nosotros, todos nosotros junto con Él somos Hijos iguales de Dios. Él está un
poco más avanzado en el tiempo (o quizá, fuera del tiempo), pero con la misma
naturaleza. Todos somos el Hijo de Dios, juntos, tal como Dios nos creó.
Esta sección se extiende
acerca de que el Hijo de Dios no tiene límites, que se menciona en “¿Qué es el juicio Final?” Allí, Dios dice: “"Tú sigues siendo Mi santo Hijo… tan ilimitado como tu Creador,
absolutamente inmutable y por siempre inmaculado” (L.pII.10.5:1). Aquí se nos
dice que somos (como Hijo de Dios) “ilimitado”,
“el Hijo de Dios no tiene límites” (1:1), sin límites en ninguna de nuestras
cualidades, ya sea fortaleza, paz, dicha, o no importa qué. Fortaleza sin límites,
paz sin límites, dicha sin límites. Para ser honesto, no puedo imaginarme cómo
es la dicha sin límites, y sin
embargo esta lección dice que es mía. Conozco la dicha. Conozco una gran dicha.
A veces soy tan dichoso que apenas puedo contenerla. Pero, ¿dicha sin ningún
límite en absoluto? ¿Cómo tiene que ser?
Pienso
que todos ponemos límites mentales a nuestra fortaleza, a nuestra paz y a
nuestra dicha. Y, en realidad, a nuestra felicidad. ¿No has tenido nunca la
sensación de que, de algún modo, es peligroso ser demasiado feliz? Pensamos: “¡Cuidado! No queremos convertirnos en
bobos dichosos”. Sin embargo, la característica del Hijo de Dios es la dicha
sin límites. ¿Cómo llegar a conocerla como nuestra si le ponemos límites a
nuestra dicha? Nuestro ego actúa como un administrador del motor interno de
felicidad y dicha, podemos llegar hasta un punto de felicidad, y luego la
energía parece apagarse. Necesitamos abandonar a ese administrador.
¿Creo
realmente que lo que quiero junto a mi Creador “se hace”? (1:3). ¿Creo que lo que mi voluntad dispone no puede ser
negado? (1:4) Hay algunos que tienen un atisbo de esto, y son aquellos que
parecen lograr tantas cosas en su vida, negándose a creer que lo que quieren no
puede ocurrir. En lugar de ello, se dan cuenta de que tiene que ocurrir.
Por
supuesto, aquí no estamos hablando sólo de cosas terrenales. Éste no es el
mensaje del dominio de la voluntad, o del control de nuestro entorno por la
fuerza de nuestra voluntad. Esto se refiere a nuestra voluntad “santa”, unida a
la Voluntad de Dios, que se expresa en la extensión de Su Ser. En esto tenemos
poder sin límites. En esto, “Tu Voluntad puede hacer cualquier cosa en mí y luego
extenderse a todo el mundo a través de mí” (2:1). Cada uno de nosotros puede
ser una fuerza ilimitada para el bien y para Dios si dejamos a un lado la
creencia en las limitaciones. Por ejemplo, el poder del amor no tiene límites
porque no hay nada real que se le
oponga.
Padre, hoy voy a examinar
mis pensamientos y buscar las creencias en límites que impiden que Tu poder
actúe en mí y a través de mí. Que las reconozca como falsas y que me abra a Tu
gran poder, actuando a través de mí para extenderse a todo el mundo.
¿Qué es el Juicio Final? (Parte 10)
L.pII.10.5:2-3
“Despierta, pues, y regresa a Mí. Yo soy tu Padre y
tú eres Mi Hijo”. (5:2-3)
El
Juicio Final de Dios termina con esto, completando la afirmación que tratamos
ayer. Nos cuesta mucho aceptar todas las cosas que aquí se mencionan que Dios
está diciendo de nosotros. Necesitamos despertar del sueño en el que su opuesto
parece verdadero, y regresar al Padre que nunca ha dejado de amarnos con un
amor eterno. “Tú eres Mi Hijo”. Eso es lo que todos deseamos de verdad oír, y
todos nosotros (como el hijo pródigo en la Biblia) tenemos miedo de haber
perdido el derecho a oírlas. El hijo pródigo estaba tan lleno de culpa que
regresó a su padre esperando que, en el mejor de los casos, fuese aceptado y
tratado como un criado. En lugar de eso, recibió la bienvenida con un banquete.
Su padre salió a su encuentro en el camino.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
VIDEO Mich Gaymard:
https://www.youtube.com/watch?v=VFZUt3BGNcE
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