LECCIÓN 324
No quiero ser guía. Quiero ser simplemente un seguidor.
1. Padre, Tú eres Quien me dio el plan para mi
salvación. 2Eres asimismo Quien determinó el camino que debo
recorrer, el papel que debo desempeñar, así como cada paso en el sendero
señalado. 3No puedo perderme.
4Tan sólo puedo
elegir desviarme por un tiempo, y luego volver. 5Tu amorosa Voz
siempre me exhortará a regresar, y me llevará por el buen camino. 6Mis hermanos pueden seguir el camino por el que les
dirijo. 7Mas yo
simplemente recorreré el caminó que conduce a Ti, tal como Tú me indiques y
quieras que yo haga.
2. Sigamos, por lo tanto, a Uno que conoce el
camino. 2No tenemos por qué rezagarnos, ni podemos
soltarnos de Su amorosa Mano por más de un instante. 3Caminamos juntos, pues le seguimos. 4Y es Él Quien hace que el final sea seguro y Quien garantiza que
llegaremos a salvo a nuestro hogar.
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 324 - 20 NOVIEMBRE
“No quiero ser guía.
Quiero ser simplemente un seguidor”
Instrucciones
para la práctica
Ver las instrucciones para
la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o
en la Tarjeta de Práctica de este
libro.
Comentario
Aprender a seguir la
orientación interior es una gran parte de hacer el Curso. Esa orientación es la
Voz que habla por Dios, el Espíritu Santo. Es parte de mí y parte de Dios. Al
fin y al cabo todo es Uno, pero mientras piense que estoy separado, sentiré esa
Voz como una voz separada, llamándome a volver al hogar: “Tu amorosa Voz siempre me exhortará a
regresar, y me llevará por el buen camino” (1:5).
Padre, necesito aprender que
no estoy solo y que Algo o Alguien ha planeado “el camino que debo recorrer, el
papel que debo desempeñar, así como cada paso en el sendero señalado” (1:2).
Como me recordaba la Lección 321: “No entendía lo que me podía hacer libre, ni
lo que era mi libertad o adónde ir a buscarla”. De hecho, Tú has establecido el
camino, y el Espíritu Santo es la Voz que habla por Ti. Así que voy a seguir a
“Uno que conoce el camino” (2:1). ¡Qué
alivio tener a Éste Uno en Quien confiar! Caminando por una selva oscura de
caminos retorcidos y confusos, ¡qué consuelo saber que tengo un Guía Que conoce
cada detalle del camino! Debido a Él, “no
puedo perderme” (1:3).
Que hoy recuerde que Tú has
establecido cada paso de mi camino. Cuando miro hacia atrás Contigo, sé que es
cierto: todo lo que he hecho ha sido para mi bien, todo ha funcionado
perfectamente para traerme exactamente donde estoy ahora. Incluso mis correrías
estaban perfectamente planeadas para enseñarme la falsedad de las ilusiones. Yo
era un seguidor. Lo que pensaba que eran desviaciones que me alejaban de Ti,
eran realmente lecciones que me acercaban al Hogar, y estoy agradecido por
todos ellos. Que ahora mire al futuro con la confianza que me da ese
conocimiento: no puedo perderme. Cada persona, cada acontecimiento y cada
circunstancia de mi vida, vistas con la visión, hoy pueden ser un paso hacia el
Hogar, un medio de encontrar mi camino de regreso a Ti.
Si hoy me desvío, Padre,
tráeme de regreso. Te doy las gracias por el bendito alivio de saber que yo no
tengo que resolver nada. Ha sido resuelto para mí. Puedo dejar que el día se desenvuelva como venga, confiando en
que todo ha sido perfectamente planeado por Ti para traerme tu recuerdo a mi
mente lo más rápidamente posible.
“No quiero ser guía” (el pensamiento de hoy).
No quiero que se me conozca como guía de otros. No sé el camino para mí, ¿cómo
puedo saber el camino para otros? Algunos de mis hermanos pueden seguirme; de
hecho los traeré a mí con ese propósito. Pero todo lo que hago es seguir Tu
Voz; si alguien me sigue en este camino, no me están siguiendo a mí sino a Ti.
Que siempre les recuerde eso y nunca haga que nadie dependa de mí.
“No tenemos por qué rezagarnos, ni podemos soltarnos de Su amorosa Mano
por más de un instante” (2:2). Para Jesús, seis billones de años es “un
instante” que no es nada en comparación con la eternidad, tan pequeño que “no se perdió ni una sola nota del himno
celestial” (T.26.V.3:5; 5:1,4). A nosotros nos parece que nos rezagamos mucho
más que un instante. Un ejemplo matemático que me viene a la mente es éste: cuando
dividimos un número entre otro, en cierto sentido los estamos comparando. Cien
dividido entre diez es diez, eso significa que comparado con diez, cien es diez
veces mayor. Lo interesante del número cero es que cualquier número, comparado
matemáticamente con él, es infinito. Imagínate dividir una línea en puntos de
cero de ancho, en la línea hay un número infinito de puntos de esos, da lo
mismo que la línea sea de un centímetro o de un kilómetro de largo.
El
“instante” es como el cero. La eternidad es infinita y, comparada con ella,
todo el tiempo no es literalmente nada.
No se pueden comparar. El tiempo que pasamos retrasándonos, que a nosotros nos
parece tan largo, no es nada más que un instante, una parte infinitamente
pequeña de nada, un trozo de un sueño. Todos hemos tenido la experiencia de
sueños que parecían durar horas o días, sin embargo sucedió en unos pocos
segundos de tiempo “real”.Y eso es todo lo que el tiempo es:
El tiempo es un truco, un juego de manos, una gigantesca ilusión en
la que las figuras parecen ir y venir como por arte de magia. No obstante, tras
las apariencias hay un plan que no cambia. El guión ya está escrito.
(L.158.4:1)
Hay un
plan detrás de las apariencias, y en eso es en lo que puedo confiar hoy.
Siguiendo al Espíritu Santo, sé que el final es seguro. Él “garantiza que llegaremos a salvo a nuestro hogar” (2:4). Me puedo
sentir destrozado y confundido, pero ¡no puedo estropear nada! Tengo un Guía
perfecto, y Él va a permanecer conmigo hasta que llegue al final y de nuevo
caiga en los brazos de mi Padre.
No quiero ser guía. Quiero ser simplemente
un seguidor.
¿Qué es la creación? (Parte 4)
L.pII.11.2:4
Lo que Dios ha dispuesto que sea uno eternamente, lo seguirá siendo
cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a través del tiempo, sino que seguirá
siendo tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo. (2:4)
Dios ha dispuesto que toda la creación sea una Por
lo tanto, es una. El tiempo no puede cambiar nada de lo que Dios creó. El
tiempo y el cambio parecen estar estrechamente relacionados: cambio es lo que
produce el paso del tiempo, y parece imposible que pase el tiempo sin que haya
cambios. Es imposible que la creación de Dios pueda cambiar. La creación de
Dios está completamente fuera del tiempo, y el tiempo es sólo una ilusión, un
sueño en el que el cambio es posible.
Lo que somos juntos, como el Hijo de Dios, existía
antes de que surgiera la idea del tiempo, todavía existe durante el aparente
paso del tiempo, y seguirá existiendo como uno cuando se acabe el tiempo. El
Hijo de Dios no se ve afectado por lo que parece ocurrir en el tiempo, tal como
el sol no se ve afectado porque yo pase algunos de sus rayos a través de una
lupa y los desvíe de su camino, o como el océano no se ve afectado por un niño que
arroja un palo al agua. En otras palabras, nada le afecta. Ése es el poder de
la Creación. Nada puede cambiarla, es inmutable. Por lo tanto, soy inmutable
cuando reconozco a mi Creador.
Tu Ser se
alza radiante en este santo júbilo, inalterado e inalterable por siempre jamás.
(L.190.6:5)
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
VIDEO Mich Gaymard:
https://www.youtube.com/watch?v=F4VIZIEMLUU
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