LECCIÓN 31
No soy víctima del mundo que veo.
1. La idea de hoy es la introducción a tu declaración
de emancipación. 2Una vez más, la idea debe aplicarse tanto al
mundo que ves fuera de ti como al que ves dentro. 3Al aplicar la
idea de hoy lo haremos de una manera que se utilizará cada vez más, con ciertas
modificaciones que ya se irán indicando. 4En general, esta manera de
practicar comprende dos aspectos: uno en el que aplicas la idea de manera más
prolongada, y otro en el que haces frecuentes aplicaciones de la idea en el
transcurso del día.
2. La idea de hoy requiere dos sesiones de práctica
más largas que de costumbre, una por la mañana y otra por la noche. 2Se recomiendan de tres a cinco
minutos para cada una de ellas. 3Durante ese intervalo, mira
lentamente a tu alrededor mientras repites la idea dos o tres veces. 4Luego
cierra los ojos y aplica la idea a tu
mundo interno. 5Te liberarás de ambos al mismo tiempo, pues el
interno es la causa del externo.
3. Mientras exploras tu mundo interno permite
simplemente que cualquier pensamiento que cruce tu mente llegue hasta tu conciencia,
obsérvalo por un instante, y luego reemplázalo con el siguiente. 2Trata
de no establecer ninguna jerarquía entre ellos. 3Observa su ir y
venir tan desapasionadamente como puedas. 4No te detengas en ninguno
en particular, sino trata de mantener un ritmo uniforme y calmado, sin ningún
marcado interés por tu parte. 5Mientras estés sentado observando tus
pensamientos serenamente, repite la idea de hoy en tu interior tan a menudo
como quieras, mas sin ninguna sensación de premura.
4. Repítela además tan frecuentemente como puedas en
el transcurso del día. 2Recuerda que al hacerlo estás haciendo una declaración
de independencia en nombre de tu propia libertad. 3Y en tu libertad
radica la libertad del mundo.
5. La idea de hoy es también especialmente útil como
respuesta a cualquier tipo de tentación que pueda presentarse. 2Es
una declaración de que no vas a sucumbir a ella, aprisionándote así a ti
mismo.
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
LECCIÓN
31 – 31 ENERO
“No soy víctima
del mundo que veo”
Instrucciones para
la práctica
Propósito:
Empezar
a declarar tu liberación.
Ejercicios
más largos: 2 veces, por la mañana y por la noche, duración de tres a cinco
minutos.
- Repite la idea dos o tres veces mientras miras lentamente a tu alrededor.
- Luego cierra los ojos y aplica la idea a tu mundo interior, el nivel de la causa. Deja que se presente cualquier pensamiento que quiera surgir, obsérvalo, y permite que se marche. Como con la Lección 10, es importante que permanezcas desapegado de tu corriente de pensamientos. Intenta verlos como un desfile extraño de objetos sin significado y desorganizados, o como una serie de hojas flotando por un río. Deja que el río siga moviéndose, no lo pares para pensar en un pensamiento concreto. Mientras lo observas moviéndose, repite la idea tan a menudo como quieras, sin prisa.
Recordatorios
frecuentes: Tan a menudo como puedas (se sugiere varias veces por hora).
Repite la idea. Mientras lo haces, conscientemente recuerda que
estás declarando tu liberación de toda causa externa, y liberando a otras
mentes en el proceso. Intenta repetirla con ese ánimo, te llevará cinco
segundos.
Respuesta
a la tentación: Cuando sientas que estás siendo víctima de algo del
mundo.
Repite la idea. Sacarás más de ella si lo dices como una
declaración de que te niegas a ser
esclavo de acontecimientos externos y de las reacciones de tu ego.
Observaciones:
La
lección de hoy marca un progreso importante. La práctica diaria empieza ahora a
marcar dos niveles: los períodos de práctica más largos, que se harán
generalmente por la mañana y por la noche; y los más cortos, prácticas
frecuentes durante el día (esto incluye los recordatorios frecuentes y la
respuesta a la tentación). Éste es un paso importante hacia una estructura
final que consta de cuatro partes: periodos de práctica de la mañana y de la
noche, recordatorios cada hora,
recordatorios frecuentes, y respuesta a la tentación.
Comentario
Como ya te habrás dado
cuenta al leer la lección de hoy, no hay mucho pensamiento metafísico en ella.
De hecho no hay nada, excepto en el pensamiento que lo encabeza. El resto de la
lección son instrucciones de práctica. Así que mis comentarios seguirán la
misma línea.
Sin embargo, el título de la
lección es completo en sí mismo. Si piensas en ello, es sorprendente en cuántas
maneras diferentes nos vemos a nosotros mismos como víctimas del mundo. Vamos
por la vida sintiéndonos víctimas: del tiempo, del pelmazo que te interrumpe el
tráfico o que te quita el aparcamiento que buscas, del disco del ordenador
cuando pierde tu archivo, de tu compañero de piso que te deja sin agua caliente
justo antes de ducharte, del servicio lento del restaurante, del tráfico que te
retrasa para una cita. Por supuesto, luego están las personas que a propósito y
con mala intención te aterrorizan en la ciudad (o quizá en tu casa).
Afirmar “No soy víctima del
mundo que veo” es liberador y poderoso. Es asombroso cómo estas simples
palabras pueden hacer desaparecer los sentimientos de debilidad e impotencia.
¡Pruébalo! Te gustará.
Aunque parezca mentira,
también nos sentimos víctimas de enemigos invisibles, ¡incluso de nuestros propios pensamientos! ¿Has tenido alguna vez
un ataque de ansiedad? ¿Has sentido que Hacienda te saca los ojos? ¿Te has
sentido víctima de un “sistema” injusto? ¿Acosado por las dudas de ti mismo? El mundo exterior no te ataca
más que tu mundo interior. “Te
liberarás de ambos al mismo tiempo pues el interno es la causa del externo”
(2:5).
Esta lección introduce lo
que será el plan general de la práctica básica de la mayor parte del Libro de
Ejercicios, y para la práctica de continuación de los graduados del Libro de
Ejercicios:
1. Dos periodos
largos de práctica, por la mañana y por la noche, en los que aplicas la idea
del día sobre una base sostenida.
2. Repeticiones
frecuentes a lo largo del día, tan a menudo como puedas (un estudio de otras
referencias a esto indican 4 o 5 veces por hora).
3. Usar la idea
como “respuesta a la tentación” siempre que surja.
La única práctica del Libro
de Ejercicios que no aparece en esta lección son los periodos de práctica más
corta, a las horas en punto y cada media hora. Esta práctica aparece más tarde
en el Libro de Ejercicios, para formar un hábito de práctica basado en la
estructura del reloj, y luego cuando ya se ha establecido la práctica
(supuestamente), se deja este tipo de práctica. Los tres elementos que se presentan
aquí, en la Lección 31, se mantienen en las recomendaciones para la práctica
después de haber acabado el Libro de Ejercicios (según se indica en el Manual
para el Maestro, sección 16: ¿Cómo Debe Pasar el Día el Maestro de Dios?).
Asegúrate de hacer esos
periodos más largos de práctica, de tres a cinco minutos, por la mañana y por
la noche. No puedes tocar el piano saltándote la mitad de las notas, así que
tampoco te saltes estos periodos más largos. A partir de aquí la práctica del
Libro de Ejercicios se va a intensificar; tal como me pasa a mí, estoy seguro
de que encontrarás más difícil mantener y llevar la práctica según se indica.
Recuerda:
Se te pide únicamente que
apliques las ideas tal como se te
indique. No se te pide que las juzgues. Se te pide únicamente que las uses.
Es usándolas como cobrarán sentido para ti, y lo que te demostrará que son
verdad. (L.In.8:3-6)
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AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-31-audios-mp3_rf_3905367_1.html
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