LECCIÓN 41
Dios va conmigo dondequiera que yo voy.
1. Con el tiempo, la idea de hoy desvanecerá por
completo la sensación de soledad y abandono que experimentan todos los que se
consideran separados. 2La depresión es una consecuencia inevitable
de la separación, 3como también lo son la ansiedad, las
preocupaciones, una profunda sensación de desamparo, la infelicidad, el
sufrimiento y el intenso miedo a perder.
2. Los que se consideran separados han inventado
muchos "remedios" para lo que, según ellos, son "los males del
mundo": 2Pero la única cosa que no han hecho es cuestionar la
realidad del problema. 3Los efectos de éste, no obstante, no se pueden sanar porque el problema no
es real. 4La idea de hoy tiene el poder de acabar con todo este
desatino para siempre. 5Pues eso es lo que es, un desatino, por muy
serias y trágicas que parezcan ser sus manifestaciones.
3. En lo profundo de tu interior yace todo lo que
es perfecto, presto a irradiar a través de ti sobre el mundo. 2Ello
sanará todo pesar y dolor, todo temor y toda sensación de pérdida porque curará
a la mente que pensaba que todas esas cosas eran reales y que sufría debido a
la lealtad que les tenía.
4. jamás se te puede privar de tu perfecta
santidad porque su Fuente va contigo dondequiera que tú vas. 2jamás
puedes sufrir porque la Fuente de toda dicha va contigo dondequiera que tú vas.
3jamás puedes estar solo porque la Fuente de toda vida va contigo
dondequiera que tú vas. 4Nada puede destruir tu paz mental porque
Dios va contigo dondequiera que tú vas.
5. Comprendemos que no creas nada de esto. 2¿Cómo
ibas a creerlo cuando la verdad se halla oculta en lo profundo de tu interior,
bajo una pesada nube de pensamientos dementes, densos y turbios que
representan, no obstante, todo lo que ves? 3Hoy intentaremos por
primera vez atravesar esa oscura y pesada nube y llegar a la luz que se encuentra
más allá.
6. Hoy tendremos una sola sesión de práctica
larga. 2Por la mañana, a ser posible tan pronto como te levantes,
siéntate en silencio de tres a cinco minutos con los ojos cerrados. 3Al
comienzo de la sesión de práctica repite la idea de hoy muy lentamente. 4No
trates de pensar en nada en particular. 5Trata, en cambio, de
experimentar la sensación de que estás sumergiéndote en tu interior, más allá
de todos los pensamientos vanos del mundo. 6Trata de llegar hasta lo
más profundo de tu mente, manteniéndola despejada de cualquier pensamiento que
pudiese distraerte.
7. De vez en cuando puedes repetir la idea de hoy
si observas que eso te ayuda. 2Pero sobre todo, trata de sumergirte
tan profundamente como puedas en tu interior, lejos del mundo y de todos sus
pensamientos disparatados. 3Estás tratando de llegar más allá de
todo. ello. 4Estás tratando de dejar atrás las apariencias y de
aproximarte a la realidad.
8. Es perfectamente posible llegar a Dios. 2De
hecho, es muy fácil, ya que es la cosa más natural del mundo. 3Podría
decirse incluso que es lo único que es natural en el mundo. 4El
camino quedará despejado, si realmente crees que ello es posible. 5Este
ejercicio puede producir resultados asombrosos incluso la primera vez que se
intenta, y tarde o temprano acaba por tener éxito. 6A medida que
avancemos ofreceremos más detalles acerca de este tipo de práctica. 7No
obstante, nunca fracasa del todo, y es posible tener éxito inmediatamente.
9. Usa la idea frecuentemente a lo largo del día,
repitiéndola muy despacio, preferiblemente con los ojos cerrados. 2Piensa
en lo que estás diciendo, en el significado de las palabras. 3Concéntrate
en la santidad que esas palabras te atribuyen, en la compañía indefectible de
la que gozas, en la completa protección que te rodea.
10. Puedes ciertamente permitirte el lujo de reírte
de los pensamientos de miedo, recordando que Dios va contigo dondequiera que
tú vas.
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN
41 - 10 FEBRERO
“Dios va conmigo
dondequiera que yo voy”
Instrucciones para
la práctica
Propósito:
Ponerte
en contacto con la Presencia de Dios dentro de ti, para que puedas experimentar
el hecho de que Él va contigo dondequiera que tú vas. Ésta es la verdadera
curación para todas las enfermedades humanas, que simplemente son síntomas de
nuestra ilusoria separación de Dios.
Ejercicios
más largos: 1 sola vez, durante tres a cinco minutos, lo más pronto posible
después de levantarte.
- Cierra los ojos, repite la idea muy lentamente.
- Luego deja que tu mente se quede en blanco y centre toda su atención en sumergirse muy profundamente hacia dentro. Pasa de largo toda la nube de pensamientos dementes que hay en la superficie de tu mente y vete hacia la Presencia de Dios en el centro de quietud de tu mente. “Trata de llegar hasta lo más profundo de tu mente, manteniéndola despejada de cualquier pensamiento que pudiera distraerte” (6:6). Repite la idea de vez en cuando si eso te ayuda, pero pasa la mayor parte del tiempo deseando sumergirte suavemente en el centro de tu mente, donde todo está en calma. Mantén en tu mente la confianza de que puedes hacerlo, pues llegar a este lugar es más natural que cualquier cosa de este mundo. Cuando surjan pensamientos, simplemente pásalos de largo mientras te sumerges hacia dentro. Repetir la idea te ayudará a que desaparezcan esos pensamientos.
Observaciones:
Éste
es el primer ejercicio de meditación del Libro de Ejercicios. Éste es “nuestro
primer intento” (5:3) de llegar a la luz dentro de nosotros. Como esta cita
sugiere, esta práctica es extremadamente importante en el Libro de Ejercicios.
El párrafo 8 claramente señala que entraremos más en “este tipo de práctica”
(8:6), recibiendo más instrucciones sobre ella, y progresando en ella, hasta
llegar al momento en que “siempre tiene éxito” (8:5).
Recordatorios
frecuentes: A menudo.
Repite la idea según las instrucciones del párrafo 9. Para que
lo experimentes, sugiero que la repitas ahora siguiendo las instrucciones que
vienen a continuación, las cuales están sacadas del párrafo 9:
·
Repite la idea “muy lentamente, preferiblemente con los ojos
cerrados”.
·
Repítela de nuevo y “piensa en lo que estás diciendo, lo que las
palabras significan”.
·
Repite las palabras de nuevo y “concéntrate en la santidad que dan por
sentado sobre ti”. “Si Él va contigo y Él es santo, entonces tú eres santo”.
·
Repítelas de nuevo, concentrándote “en la segura compañía que tú
tienes”.
·
Repítelas de nuevo, concentrándote “en la protección completa que te
rodea”.
Respuesta
a la tentación: Siempre que tengas pensamientos de miedo.
Recuerda la idea. Si realmente aceptas el significado, podrás
reírte de los miedos que un instante antes parecían tan terribles.
Comentario
Numerosos problemas parecen
haber surgido de nuestra percepción de nosotros mismos como separados de Dios.
La sensación de soledad y abandono, depresión, ansiedad, preocupación,
indefensión, infelicidad, sufrimiento, e intenso miedo a la pérdida, todos proceden
de este problema raíz. Si miramos a las cosas objetivamente, pasamos la mayor
parte de nuestra vida con diversos modos de intentar burlar y superar estos
problemas.
“Pero la única cosa que no
has hecho es poner en duda la realidad del problema. Los efectos de éste, no
obstante, no se pueden sanar porque el problema no es real”. (2:2-3).
Un maestro espiritual Adi Da
(también conocido como: Da Free John) una vez escribió un libro titulado: “La
Enfermedad Imaginaria que la Religión Busca Curar”. Eso es la separación: una
enfermedad imaginaria. ¿Cómo se puede curar una enfermedad que no existe
realmente? La respuesta es lógica: no se puede. No hay cura porque no hay
enfermedad. Por eso todos nuestros intentos de “curarnos” a nosotros mismos no
funcionan. No podemos encontrar el camino de “regreso” a Dios porque Él nunca
nos ha abandonado, Dios va con nosotros dondequiera que vamos. Todos nuestros
conflictos y dramas son una insensatez, “por muy serias y trágicas que parezcan
ser sus manifestaciones” (2:5).
En lo más
profundo de tu interior yace todo lo
que es perfecto, presto a irradiar a través de ti sobre el mundo. Ello sanará
todo pesar y dolor, todo temor y toda sensación de pérdida porque curará a la
mente que pensaba que todas esas cosas eran reales y que sufría debido a la
lealtad que les tenía. (3:1-2)
Llevamos la “cura” para
nuestra enfermedad en lo más profundo de nuestro interior. Esta “cura” sana, no
venciendo a la “enfermedad”, sino convenciéndonos de que no hay enfermedad.
Dios siempre está con nosotros. ¿Cómo podríamos estar separados en modo alguno
del Infinito? ¿Cómo podríamos estar alguna vez separados de Todo Lo Que Es? La
sola idea es demente e imposible.
Comprendemos
que no creas nada de esto. ¿Cómo ibas a creerlo cuando la verdad se halla
oculta en lo profundo de tu interior, cubierta bajo una pesada nube de
pensamientos dementes, densos y turbios que representan, no obstante, todo lo
que ves? Hoy intentaremos por primera vez atravesar esa obscura y pesada nube y
llegar a la luz que se encuentra más allá de ella. (5:1-3)
¡Qué tranquilizador es que
nuestro Maestro nos diga que él entiende nuestra falta de fe! Quizás tenemos
una creencia intelectual en la Presencia de Dios en todo, pero no creemos que
sea el núcleo central, de manera que haga desaparecer todo nuestro miedo,
pesar, dolor y pérdida. Necesitamos la práctica de esta lección: para ayudarnos
a “atravesar esta nube obscura y
pesada” y para que surja la luz del conocimiento de nuestra unión con
Dios (5:3).
Esta lección es la primera
introducción del Curso de la práctica de lo que podríamos llamar meditación
clásica. Aunque el Curso no le da a tal meditación un enfoque principal, no hay
duda de que le da una gran importancia. En el Curso, la meditación consiste en sentarse con los ojos cerrados
y, “no pensar en nada en particular” (6:4), sino intentar entrar en lo más
profundo de tu propia mente, sumergiéndose hacia abajo y adentro, mientras
tratas de mantener la mente “libre de cualquier pensamiento que pueda desviar
tu atención” (6:6). Como se ha afirmado, el propósito es volverse consciente de
la luz dentro de nosotros mismos. O, en palabras más corrientes, experimentar la sensación de la Presencia de
Dios con nosotros. Estamos intentando
llegar a Dios hoy.
Claramente, si la idea de la
Presencia de Dios significa la desaparición de nuestra soledad, podemos esperar
desarrollar una sensación clara y palpable de Alguien Que siempre está con
nosotros, en cada momento. Cuando empezamos a desarrollar esta sensación podemos
sentirnos tentados a creer que es nuestra propia imaginación. ¡No es
imaginación! Es la ausencia de Su
Presencia lo que es imaginario.
Ciertamente puedes reírte de los pensamientos
de miedo, al recordar que Dios va contigo dondequiera que tú vas. (10:1)
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AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-41-audios-mp3_rf_3905437_1.htmlVIDEO Mich Gaymard:
http://www.michelgaymard.com/site/leccion-41-un-curso-de-milagros-dios-va-conmigo-dondequiera-que-yo-voy/
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