LECCIÓN 295
El Espíritu Santo ve hoy a través de mí.
1. Hoy Cristo pide valerse de mis ojos para así
redimir al mundo. 2Me pide este regalo para poder ofrecerme paz
mental y eliminar todo terror y pesar. 3Y a medida que se me libra
de éstos, los sueños que parecían envolver al mundo desaparecen. 4La
redención es una. 5Al salvarme yo, el mundo se salva conmigo. 6Pues
todos tenemos que ser redimidos juntos. 7El miedo se presenta en múltiples formas, pero el amor
es uno.
2. Padre mío,
Cristo me ha pedido un regalo, regalo éste que doy para que se me dé a mí. 2Ayúdame
a usar los ojos de Cristo hoy, y permitir así que el Amor del Espíritu Santo
bendiga todo cuanto contemple, de modo que la compasión de Su Amor pueda
descender sobre mí.
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 295 - 22 OCTUBRE
“El Espíritu Santo ve hoy
a través de mí”
Instrucciones
para la práctica
Ver las instrucciones para
la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o
en la Tarjeta de Práctica de este
libro.
Comentario
Mis ojos son los de Cristo.
“Hoy Cristo pide valerse de mis ojos” (1:1).
Y al final de la oración, los ojos de Cristo son los míos. “Ayúdame a
usar los ojos de Cristo hoy” (2:2). Dos modos de decir lo mismo: pedir que
Cristo mire a través de mis ojos o pedir que yo mire a través de Sus ojos, es
pedir que Su visión, Sus ojos, reemplacen a nuestra limitada visión.
Cristo
pide valerse de mis ojos “para poder ofrecerme paz mental y
eliminar todo terror y pesar” (1:2). Él no me pide un sacrificio, sino que me
pide para darme un regalo a mí. Me ofrece tomar mi percepción que me muestra
dolor y terror, y reemplazarla con Su propia visión, mostrándome paz, dicha y
amor.
Al
empezar a dar nuestra vida a Dios empezamos a sentir que en lugar de vivir se
vive a través de nosotros. El Espíritu Santo mira a través de nuestros ojos,
habla a través de nuestros labios, piensa con nuestra mente. Es una experiencia
de ser tomado y llevado a través de la vida por una energía de Amor sin límite
que es mucho mayor de lo que podemos contener porque incluye a todo.
A veces
parezco tan lejos de eso y, sin embargo, sé que está tan cerca como mi aliento.
Más cerca. Padre, esta mañana pido la gracia de rendirme a ese flujo de Amor,
la gracia de rendirme al Espíritu Santo, ahora, en este instante, y en todos
los instantes de este día para que pueda compartir Su visión del mundo.
En
cierto modo esta lección es todo el Curso: permitir que el Espíritu Santo mire
a través de mí, que inunde al mundo con los ojos del Amor. Caminar durante el
día sin ningún propósito en sus cosas externas, sólo vivir con un propósito
escondido, una misión secreta: seré
amoroso en esta situación. De eso es de lo que se trata, y nada más
importa, nada más es real. Yo soy la luz del mundo. Estoy aquí para “permitir así que el Amor del Espíritu Santo bendiga todo cuanto
contemple, de modo que la compasión de Su Amor pueda descender sobre mí” (2:2).
Eso es mi vida, eso es todo. Estoy aquí únicamente para ser lo que soy, para
ser mi Ser, que es Amor.
¿Qué
es el mundo real? (Parte 5)
L.pII.8.3:1-3
¿Qué necesidad tiene dicha mente de pensamientos de muerte, asesinato
o ataque? (3:1)
¿Cómo es
“dicha mente”? “Una mente en paz” (2:2). Una “mente que se ha perdonado a sí
misma” (2:6). “Una mente que está en paz consigo misma” (3:4). ¿Puedo
imaginarme cómo es mi mente en paz consigo misma? ¿Puedo imaginarme cómo me
sentiría si me hubiese perdonado a mí mismo completamente, sin llevar encima
arrepentimientos del pasado, ni miedo al futuro, ni culpa escondida, y ni pizca
de sensación de fracaso? Tener paz y haberme perdonado completamente a mí
mismo, son lo mismo. Tienen que serlo. ¿Cómo puedo estar en paz si no me he
perdonado algo a mí mismo? ¿Cómo puedo perdonarme algo a mí mismo, si no estoy
en paz acerca de ello?
Que mire
dentro de mí y esté dispuesto a enfrentarme a mi propia condena que está
escondida en los oscuros rincones de mi mente. Sé que está ahí. Es la fuente
del constante malestar que me persigue, la tendencia a mirar por encima del
hombro, la aparentemente ligera ansiedad que siento ante una carta inesperada o
una llamada de teléfono. Algo en mí espera ser “pillado”. Pero este juicio de
mí mismo es la causa de más que mis sentimientos personales de malestar. Es
también la causa de todos mis “pensamientos de muerte, asesinato o ataque”
(3:1). Mi miedo a la muerte viene de mi culpa enterrada. Mis ataques
instintivos a los que me rodean son un mecanismo de defensa que he desarrollado
para evitar el juicio por mis “pecados”. Mi deseo de tomar la vida de otros
para mí (en casos extremos, asesinato) viene de la sensación de que a mí me
falta algo.
Y todo
ello contribuye a mi percepción del mundo, ésa es la razón por la que veo “las
escenas de miedo y los clamores de batalla” por todas partes. Si mi mente
estuviera en paz, si me hubiera perdonado a mí mismo, vería el mundo de manera
diferente. Lo vería sin estos filtros que deforman la visión. Vería el mundo
real. Todo lo que “dicha mente” vería es
“seguridad, amor y dicha” (3:2).
Sin
culpa en mi mente, “¿Qué podría haber que ella quisiese condenar? ¿Y contra
qué querría juzgar?” (3:3). La culpa en mi mente me ha llevado a la locura, y
el mundo demente que veo es el resultado de esa culpa. Por esa razón “el Espíritu Santo sabe que la salvación es escapar de la culpabilidad”
(T.14.III.13:4). Si en mi mente no hubiera culpa, no vería culpa en el mundo,
porque toda la culpa que veo es la proyección de la mía propia. Cuando hoy vea
a alguien culpable, cuando lo juzgue, que me recuerde a mí mismo: “Nunca odias a tu hermano por sus pecados, sino únicamente por los
tuyos” (T.31.III.1:5). El problema que veo no está ahí fuera, en el mundo, sino dentro de mi propia mente.
Que me vuelva entonces al Espíritu Santo y pida Su ayuda para eliminar la culpa
de mi mente, para que ya no pueda impedir mi percepción del mundo real. Que
hoy, y todos los días, mi objetivo sea “Una
mente que está en paz consigo misma”. De esa mente, libre de culpa, la visión
del mundo real surgirá de manera natural, sin ningún esfuerzo, pues estaré
viendo con claridad por primera vez.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-295-audios-mp3_rf_8491690_1.html
VIDEO Mich Gaymard:
https://www.youtube.com/watch?v=_P63ZUtOkys
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