LECCIÓN 349
Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí, y que en lugar de
juzgarlas, les conceda a cada una un milagro
de amor.
1. Así quiero liberar todas las
cosas que veo; concediéndoles la libertad que busco. 2De esta manera
obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. 3Ello se me
dará, porque lo he elegido como el regalo que quiero dar. 4Padre, Tus
regalos son míos. 5Cada regalo que acepto me concede un milagro que
puedo dar. 6Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus
milagros de curación me pertenecen.
2. Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, 2y nos concede la
gracia para satisfacerlas todas. 3Y así, confiamos en que Él nos enviará milagros
para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él.--------------------------------
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
http://www.un-curso-de-milagros.com/milagros/LECCIONES-UCDM.pdf
LECCIÓN 349 - 15 DICIEMBRE
“Hoy dejo que la visión
de Cristo contemple todas las cosas por mí, y que en lugar de juzgarlas, les conceda a cada
una un milagro de amor”
Instrucciones
para la práctica
Ver las instrucciones para
la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o
en la Tarjeta de Práctica de este
libro.
Comentario
“La ley
del amor” de la que se habla en la segunda frase, se ha mencionado en las
Lecciones 344, 345 y 346. Es probable que hayamos olvidado cómo la define la
Lección 344: “Hoy aprendo la ley
del amor: que lo que le doy a mi hermano es el regalo que me hago a mí mismo”.
La ley del amor es la ley de que dar y recibir son lo mismo, de que la
generosidad y la extensión de amor son un modo práctico de vivir porque lo que
doy, lo recibo. Al comprender lo que es la ley del amor, las palabras de esta
lección tienen perfecto sentido:
Así quiero liberar todas las cosas que veo; concediéndoles la libertad
que busco. De esta manera obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. (1:1-2)
¿Quiero
que otros no me juzguen, perdonen mis errores, y me ofrezcan milagros de amor?
Daré lo que busco, daré lo que quiero encontrar para mí mismo.
Cada
vez que acepto un regalo de Dios, he aumentado el número de milagros que puedo
dar (1:4-5). Cada vez que doy ese milagro a otro, he fortalecido mi aprendizaje
de que el milagro me pertenece (1:6). Y así recuerdo a Dios.
Hoy no
voy a juzgar sino a ofrecer milagros de amor. Voy a dar lo que quiero
recibir.
¿Qué es un milagro? (Parte 9)
L.pII.13.5:1-3
Con
crudas imágenes, esta sección se refiere a nuestro mundo como “un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas
hambrientas y sedientas vienen a morir” (5:1). Más de una vez, el Curso dice
que vinimos a este mundo para morir, buscábamos la muerte al venir a un lugar
donde todo muere. Por ejemplo: “Viniste
a morir, por lo tanto, ¿qué puedes esperar, sino percibir los signos de la
muerte que buscas?” (T.29.VII.5:2) “El
factor motivante de este mundo no es la voluntad de vivir, sino el deseo de
morir” (T.27.I.6:3). Vinimos como resultado de la culpa, creyendo en nuestro
propio pecado y buscando nuestro propio castigo. Vinimos porque de algún modo,
según la retorcida lógica del ego, la muerte es la última prueba de que hemos
logrado separarnos de Dios. Inventamos este mundo como un lugar en el que
morir, y luego vinimos a morir en él.
Pero
“los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo” en este
mundo reseco que hemos inventado, y los milagros lo convierten en un paraíso.
Ahora (las criaturas hambrientas y sedientas) tienen agua. Ahora el
mundo está lleno de verdor. (5:2-3)
Los
milagros transforman el mundo de muerte que inventamos en un lugar de vida. El
Capítulo 26 del Texto, en la Sección IX
(“Pues Ellos Han Llegado”), amplía las mismas imágenes:
La sangre del odio desaparece permitiendo así que la hierba vuelva a
crecer con fresco verdor, y que la blancura de todas las flores resplandezca
bajo el cálido sol de verano. Lo que antes era un lugar de muerte ha pasado a
ser ahora un templo viviente en un mundo de luz. Y todo por Ellos. Es Su Presencia la que ha elevado nuevamente a la
santidad para que ocupe su lugar ancestral en un trono ancestral. Y debido a Ellos los milagros han brotado en forma
de hierba y flores sobre el terreno yermo que el odio había calcinado y dejado
estéril. Lo que el odio engendró Ellos lo han des-hecho. Y ahora te encuentras
en tierra tan santa que el Cielo se inclina para unirse a ella y hacerla
semejante a él. La sombra de un viejo odio ya no existe, y toda desolación y
aridez ha desaparecido para siempre de la tierra a la que Ellos han venido.
(T.26.IX.3:1-8)
Nos abrimos a los milagros
cuando nos abrimos al perdón y al amor, cuando nos abrimos a Dios. “Ellos” en
esta sección del Texto se refiere al rostro de Cristo (ver la inocencia de
nuestros hermanos) y al recuerdo de Dios. Cuando nos permitimos ver el rostro
de Cristo en nuestros hermanos, vuelve el recuerdo de Dios. Cuando eso sucede,
el terreno “yermo y calcinado” de este mundo se convierte en un jardín, en un
reflejo del Cielo.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
VIDEO Mich Gaymard:
https://www.youtube.com/watch?v=gSODuYTpwvc
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